PALANGRE, PALANGRISMO,
PALANGRISTAS Y OPERACIONES PSICOLÓGICAS
A raíz del escándalo que se
ha formado al descubrirse que el ex - gobernador del Zulia Pablo Pérez le
cancelaba a Carla Angola y a Kiko Bautista 40.000 por los “servicios prestados”,
ha quedado en evidencia parte del
proceso que hemos venido denunciando sobre el periodismo tarifado.
En el argot mediático
encontramos un conjunto de definiciones sobre tales prácticas, según el DRAE:
1.- PALANGRE. Se refiere a la raíz o estructura mercantilista que
permite a los sujetos involucrados obtener
una ganancia jugosa, como pago ilícito
2.- PALANGRISMO, es el proceso
práctico donde el periodista recibe un pago
por la venta de información, elaboración de un mensaje, realización de
un reportaje o escamoteo de una noticia, ocultándola o deformándola.
3.-PALANGRISTAS, identifica a los periodistas o
periódicos que práctican el palangreo .
Visto como proceso, el
palangrismo es realizado bajo el sello de la tarifa, contratos, subcontratos, “outsourcing”,
donde los mercenarios de información venden sus servicios. Se trata de promover por esta vía la compra de
diversos medios ( radio, TV, sitios Web,
impresos), igualmente alquilan o subcontratan ONG o individualidades – agentes
que publican artículos, editorializan, realizan entrevistas, etc.
En estas actividades por
supuesto no sólo andan Kiko y Carla Angola, sino que hay verdaderos carteles
institucionales financiados por la comunidad de inteligencia de los EEUU, donde
entran las agencias de prensa, diarios como El Nacional, El Universal, Tal
Cual, televisora como Globovisión.
Si al dúo Kiko-Angola le
pagaban 40.000 Bs, podríamos preguntarnos ¿ Cuántos dólares obtienen
ilícitamente Miguel H Otero, Alberto F Ravell y Cia ?
Este fenómeno es ya hecho
cotidiano en nuestros medios . Palangre, palangrismo y palangristas en su
conjunto, violan la ética periodística y la libertad de información. Y aquí el
Colegio Nacional de Periodista se hace el loco frente a numerosas denuncias al
respecto, tal ha sido por ejemplo, el sospechoso silencio
frente al caso Kiko-Angola. Se supone que dentro de la ética que norma la
profesión periodística no está permitido
el palangrismo, ya que está reñido con la verdad y deja mal parado el 'deber ser' de la comunicación: informar
y presentar opiniones diversas, con
perspectivas distintas en el marco de la libertad de expresión .
No es difícil sospechar que
en este contexto existe un clima de
complicidad y tolerancia con el
periodista o el periódico que tergiversa, manipula, desinforma, para cumplir
una agenda tarifada.
De esta manera, este proceso
de DISTORSIONES INFORMATIVAS y
mercantilización de la profesión, se hacen sustantivas a las operaciones psicológicas.
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