EL
PAPEL DE COLOMBIA EN LA “GUERRA PROXY”
CONTRA VENEZUELA
Por Carlos Lanz Rodríguez
Fracasado en sus intentos desestabilizadores, (donde los EEUU y
sus socios, impulsaron durante el año 2017 desde las acciones de calle,
actividades terroristas hasta ataques armados contra instalaciones militares) Trump
se muestra decididos a emplear la opción
militar en el marco de enfoques de guerra no convencional, apareciendo
la amenaza de la proxy War o guerra por
delegación asumida ahora por Colombia,
donde Santos actúa como operador del siguiente tablero político-militar:
1. Activación del grupo de
los 4 con Perú, Brasil y Argentina, quienes juegan al cerco diplomático y busca
un impacto disuasivo con las maniobras
militares conjunta en el amazona.
2. Empleo del territorio
colombiano como base de apoyo para la asfixia financiera y monetaria: apoyo al
dollar tooday, negocio especulativo con
las casas de cambio en la frontera, contrabando de dinero en efectivo, de alimentos y
combustibles.
3. Operaciones encubiertas
con fuerzas especiales, para-militares,BAMCRIM.
4. Apoyo
político-diplomático a los actores oponentes, otorgándoles asilo y soporte
logístico.
5. Desarrollo de OPSIC y
las distorsiones informativa basadas en los enfoques y métodos de The Rendon
Group, también contando con el asesoramiento del venezolano experto en guerra
sucia Juan Rendon.
6. Empleo de la
inteligencia tecnológica para monitorear nuestras comunicaciones .
7. Fomento del separatismo
en la “media luna” (Estados Táchira, Mérida, Zulia) montando provocaciones con
operaciones extraterritoriales.
Estas variadas políticas se enmarcan en la
“ESTRATEGIA DE AMPLIO ESPECTRO”
desarrollada en estos momentos por
Colombia en un esfuerzo por derrocar la revolución bolivariana.
Como ya indicamos, los EEUU despliega un menú de
opciones en el marco de la GUERRA NO CONVENCIONAL:
n Guerra de baja intensidad y de enjambre
n Guerra hibrida, sin restricciones
n Proxy war o guerra por delegación
De
allí la importancia de caracterizar los rasgos de la proxys war como
guerra no convencional que le sirve de marco conceptual para comprender la
amenaza colombiana
1.Guerra por
delegación (proxy war, en
inglés) es aquel conflicto donde una potencia utiliza a terceros actores (ya
sean otros Estados, grupos guerrilleros u organizaciones terroristas) para
defender sus intereses.
2.La guerra
subsidiaria o guerra proxy es un tipo de guerra que se produce
cuando una potencia, en este caso los
EEUU, utiliza fuerzas títeres como sustitutos, en vez de enfrentarse
directamente. El imperialismo ha utilizado países enteros como subsidiarios, normalmente
se prefiere utilizar a guerrillas, mercenarios, grupos terroristas, saboteadores o espías para golpear al
oponente indirectamente.
El objetivo es dañar, dislocar o debilitar a un oponente sin ir
a un conflicto abierto. Sintetizando podemos señalar .que una “guerra proxy” es un enfrentamiento bélico en
el que las potencias utilizan “representantes”, en vez de enfrentarse
directamente.
3.- Colombia sería nodal
en esa guerra por delegación, base logística para operaciones
armadas de desgaste, sabotaje y guerra sucia contra nuestra nación. En este
caso, se utiliza la DOCTRINA CONJUNTA donde se combinan estrategias y métodos
simultáneamente, abarcando desde el cerco diplomático, la asfixia financiera,
la OPSIC, el degaste político-militar, tal como lo hemos categorizado en la Estrategia de Amplio Espectro.
ANTECEDENTES
TEORICOS-PRACTICOS DE ESTOS PREPARATIVOS INTERVENCIONISTAS DE LOS EEUU,
UTILIZANDO A LOS TITERES COLOMBIANOS
La actual amenaza del imperio a través de sus lacayos
colombianos no es nueva. En nuestro caso hemos tenido como línea de
investigación, el desarrollo de la estrategia injerencista de los EEUU a partir
del territorio del vecino país.
En esa dirección vamos a reseñar algunos capítulos del ensayo
que publicamos en el 2010 con el título “THE
OUTSOURCING OF INTELLYGENCE”, donde quedan registrados los planes concretos
que impulsó el Clan Santos y sus socios, cuando ejercía la cartera como
ministro de la defensa en Colombia.
“ESFUERZO DE JUSTIFICACION DE LOS PLANES
GUERRERISTA DE LOS COLOMBIANOS, CON UNA ESTRATEGIA MAS ABIERTA CONTRA VENEZUELA
.
La
semana que culmina el día Viernes 7 de enero de 2010, el diario el Tiempo de
Bogotá hizo mención a un documento elaborado por la Dirección de Estudios
Sectoriales del Ministerio de Defensa de Colombia, donde se establece la
hipótesis de un “ataque exterior” presuntamente orquestado por Venezuela, y
propone una readecuación y reamarmento de las fuerzas armadas para enfrentar
ese peligro externo. Este tipo de direccionalidad geo-política coincide con las
reiteradas declaraciones del ministro de defensa colombiano Gabriel Silva,
quien la viene desarrollando en términos de vocería.
Vale la pena reseñar estas múltiples declaraciones de
Gabriel Silva en los últimos meses, en diversas ocasiones y a través de variados medios, donde se denota
un viraje estratégico: de la
coartada del combate a la insurgencia están pasando a otro justificativo, el
conflicto con fuerzas externas, con lo cual pretenden ampliar la estrategia político-militar del Clan
Santos:
n “ el ejército está
dispuesto a atacar bases guerrilleras en otros países”
n “algunos jefes de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estarían en territorio
venezolano”.
n “ Hay que reforzar
y modernizar el armamento para enfrentar “agresiones” exteriores de países con
“aspiraciones expansionistas ideológicas y territoriales” que amenazan a
Colombia.
n “ES necesario
aumentar la capacidad militar del país para defenderse de ataques
externo de países vecinos que estaban
adquiriendo equipamiento militar.
n “Se plantea reforzar la presencia militar en su frontera
con Venezuela con la construcción de una nueva base y la activación inmediata
de dos batallones aéreos en otros puntos de la frontera.
n “ anunció la
activación de seis batallones de aviación y uno de fuerzas especiales, dos de
ellos en la frontera con Venezuela.
n “ argumentando la necesidad de construir la nueva
instalación militar fronteriza, Silva manifestó que ningún estado puede evadir
las "obligaciones internacionales de perseguir el terrorismo, enfrentar el
crimen y buscar que sean castigados aquellos que han cometido delitos, no
importa dónde se oculten o se resguarden".
n “También dejó entrever que no descarta un ataque a una
posible base guerrillera en territorio venezolano.
Aunque en la nota del diario el
Tiempo no se abunda en detalles, hemos podido tener acceso al citado documento
que lleva por título “ La Fuerza
Pública y los Retos del Futuro” donde se observa la huella de los
asesores de la FSD y la línea de continuidad con las orientaciones estratégicas
trazadas por el imperio a través de las ejecutorias de Juan Manuel Santos como
ministro saliente de la cartera de defensa en Colombia y los tarifados Alfredo
Rangel, Germán Espejo y Andrés Villamizar. Una simple lectura comparativa de
los ejes temáticos, la jerga técnica y las propuestas operacionales que ya
reseñamos con anterioridad, nos conduce a la conclusión que estamos en
presencia de un escalamiento de los planteamientos realizados por estos autores
en el año 2004 y ratificados en el año 2009 antes que Santos dejara el ministerio de defensa Particularmente esto
está sintetizado en el discurso que examinaremos posteriormente, dado por el ex ministro en el seminario de la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras –ANIF- con el nombre de “EL FUTURO DE LAS FUERZAS ARMADAS”,
realizado en Bogotá el 30 de Abril del 2009.
Volviendo al texto “La fuerza pública y los Retos del Futuro” , podemos indicar
que se trata de un trabajo de 59 páginas que comenzó a circular en medios
masivos en los últimos días de Diciembre de 2009, pero en la edición en PDF que
se consigue en internet aparece como editado por la imprenta nacional de
Colombia en Julio de 2009. Igualmente aparecen una series de referencias de sus
supuestos autores: Grupo de Análisis Estratégico TC . Pedro Villaquirán Ramos, TC . Jorge Alberto Chacón
Zapata, TC . Dagoberto Blanco Barragán. Como hemos visto las actividades
encubiertas de la FSD, puede demandar medidas de contrainteligencia, donde no
aparezcan directamente señalados.
Veamos a continuación algunos fragmentos
del citado documento:
“Este documento pretende ser el
primero de una serie de documentos sobre el futuro de la Fuerza Pública,
buscando generar debates alrededor de los interrogantes necesarios para
definir la estructura de Fuerza y enfrentar estos retos del futuro. El documento
está dividido en tres partes. En la primera se analiza el contexto estratégico,
a través de una evaluación de las tendencias globales, para plantear los retos
que en materia de seguridad se deben enfrentar en el futuro. La segunda parte
presenta una discusión sobre los cambios y adaptaciones que debe enfrentar la
Fuerza Pública colombiana de cara a las tendencias y los nuevos retos. En la
tercera parte se introducen los debates en torno a las diferentes alternativas
que surgen, su impacto en el gasto y su sostenibilidad en el futuro.”
Esto lo podemos sintetizar como el
telón de fondo:
1.- Colocar a Venezuela como una
amenaza, ubicada en un contexto global con aspiraciones expansionistas.
2.- Reestructurar las fuerzas armadas
para ponerlas a tono con ese reto
3.- Realizar una serie de adquisiciones
de material bélico.
4.- Incrementar el gasto militar,
dándole continuidad a los impuestos de guerra.
En el referido trabajo, la contextualización está planteada de la
siguiente manera:
“… teniendo en cuenta el cambio
en el entorno estratégico regional, la tendencia a la polarización política
y las aspiraciones expansionistas manifiestas por algunos países, tanto en
términos ideológicos como territoriales, surge la necesidad de hacer un mayor
énfasis en la protección de la soberanía nacional. Este tipo de amenaza se
inserta en la tendencia de que las guerras son cada vez más complejas y
combinan una serie de elementos que hacen que al mismo tiempo se enfrenten formas de guerra
convencionales y asimétricas. En este sentido, se debe considerar que, para
proteger la soberanía nacional de amenazas externas, las Fuerzas Militares
deben contar con capacidades para disuadir una posible agresión o para
defender a la Nación en caso de que esta ocurra.”
Contextualizadas las amenazas, también plantean una
caracterización del tipo de guerra a enfrentar:
“Desde la perspectiva de
diversos analistas militares, en la coyuntura actual se presenta una reconfiguración
de los conflictos. Estos han dejado de ser de alta intensidad, enfrentando
a ejércitos organizados de diferentes Estados, para convertirse en conflictos asimétricos o
multivariantes, que difieren de la caracterización en blanco y negro que ha tenido
tradicionalmente la guerra. “
En realidad, lo que se evidencia es una
combinación cada vez más frecuente de formas de guerra altamente letales, que
en la mayoría de los casos, tienen lugar en las calles, los campos y las casas
de la gente. En dichos espacios se enfrentan oponentes estatales a otros no
estatales, que se benefician del mercado ilegal de armas y de la
globalización tecnológica para obtener capacidades armadas, explosivas,
químicas, biológicas e informáticas, entre otras. Teniendo en cuenta que la
paz y la seguridad internacional se han convertido en una preocupación global,
esta asimetría supone un importante desafío en el futuro cercano”
Ubicando los cambios en los nuevos escenarios estratégicos, en el
trabajo realizan un reconocimiento explícito a las motivaciones últimas del
militarismo: la cuestión petrolera y energética:
“Además de las preocupaciones
emanadas de la conciencia global, surgen nuevas e importantes necesidades como
producto de los cambios en el ambiente geoestratégico de las últimas décadas,
que han incidido de manera determinante en la vida y el comportamiento de los
hombres y en el accionar de los Estados y las organizaciones. Dichos cambios
tienen como principal característica una compleja interdependencia de procesos
de diversa índole, que influyen en las concepciones geopolíticas, los equilibrios
y las relaciones regionales, los modos de vida, los valores y las percepciones
en torno a la seguridad y la defensa.
El efecto de
esta interdependencia de los diversos procesos, que ha sido una constante en
los últimos años, en el curso del presente siglo se ha hecho más visible. En
este sentido, conflictos y tensiones internacionales que permanecían en estado
latente recobraron nuevos aires y se radicalizaron los extremismos y las
acciones de los diferentes países para enfrentarlos. Dentro de la agenda
internacional, se otorgó un lugar preponderante al terrorismo, a los temas
energéticos y a la geopolítica del petróleo; también se generaron nuevos
debates como producto de la conciencia global como la necesaria transición
hacia nuevas fuentes de abastecimiento energético a largo plazo…”
Los distintos
escenarios y el tipo de conflicto que se dibuja en el futuro, es también
reiterado de la siguiente manera:
“Tal como se describe en la primera parte de este documento, la seguridad
y la defensa en Colombia se enfrentan a un escenario futuro extremadamente
complejo en el que interactúan nuevas y viejas amenazas. En buena parte del
mundo, se ha superado la etapa en la que ejércitos con fuerzas comparables se
enfrentaban y se ha iniciado otra en la que los combatientes, que en muchos
casos no pueden ser homologados con ejércitos, utilizan diferentes tipos de
armas y de tácticas no convencionales para alcanzar sus fines.
Teniendo en cuenta el cambio en
el entorno estratégico regional, la tendencia a la polarización ideológica y
las aspiraciones expansionistas manifiestas por algunos países, tanto en términos
ideológicos como territoriales, pone de presente la necesidad de hacer un mayor
énfasis en la protección de la
soberanía nacional. Este tipo de amenaza se inserta en la tendencia
de que las guerras son cada vez más complejas y combinan una serie de elementos
que hacen que al mismo tiempo se enfrenten formas de guerra convencionales y
asimétricas. “
“En respuesta a los desafíos
que sugiere el nuevo orden mundial y a la reconfiguración de los poderes
regionales, las Fuerzas Militares deben dar un mayor énfasis al rol constitucional
que les ha sido encomendado de proteger la soberanía y el territorio nacional.
Para estos efectos, se debe tener en cuenta que la amenaza a la que se hace
frente toma muchas formas; ya no se puede hablar de un conflicto regular
basado únicamente en las capacidades estratégicas convencionales de los
ejércitos, sino de una combinación de formas de guerra no convencionales o
asimétricas, que van desde la guerra de guerrillas que el país ha aprendido a
enfrentar, hasta guerras biológicas, químicas y cibernéticas.”
Después de
hacer esta caracterización se asume la necesidad de construir una estrategia disuasiva contra Venezuela, por supuesto sin nombrarla:
“Para proteger la soberanía nacional de amenazas externas, las Fuerzas
Militares deben contar con capacidades para disuadir una posible agresión o
para defender a la Nación en caso de que esta ocurra. A pesar de que en los
últimos años se ha llevado a cabo el mayor fortalecimiento de la seguridad en
tres décadas, este permitió un desarrollo muy limitado de las capacidades
estratégicas convencionales, en la medida que las adquisiciones de equipo
se enfocaron en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
El efecto de estas decisiones fue un incremento en la brecha
existente con respecto a países vecinos, que además de estar alineados
ideológicamente en una tendencia contraria a la que ostenta Colombia, han
venido fortaleciendo sus aparatos militares.”
Finalmente,
en el documento citado, se desarrollan las líneas maestras que van a impulsar
en esta nueva etapa:
“Sin embargo, teniendo en
cuenta el carácter híbrido de las formas de guerra actual, para que Colombia adquiera una
capacidad estratégica no se deben cambiar las capacidades existentes o
comenzar de cero. En este sentido, los esfuerzos deben encaminarse a la
obtención de dos objetivos primordiales: mantener las capacidades actuales
que le dan una ventaja comparativa en términos de fuerzas especiales y operaciones
asimétricas, y desarrollar otras capacidades de tipo convencional y algunas no
convencionales que se encuentran limitadas. Estas acciones deben estar
acompañadas por una flexibilización en la organización de las Fuerzas
Militares, orientando los esfuerzos hacia una lógica conjunta. El reto consiste en lograr un
equilibrio entre las capacidades convencionales y las no convencionales.
Todo esto supone esfuerzos
importantes en materia de entrenamiento y una integración combatiente-equipo
acorde con la realidad tecnológica militar vigente. Adicionalmente, dado que
la defensa de la soberanía implica el desarrollo de operaciones defensivas y
ofensivas, es necesario considerar la creación y reestructuración de unidades
con responsabilidad principal sobre todos los sectores fronterizos. Para estos
efectos se debe avanzar en el fortalecimiento de las capacidades de vigilancia,
control de fronteras y monitoreo satelital, así como las de movilidad, contramovilidad
y cobertura. También se deben fortalecer o adquirir capacidades para la defensa
contra armas químicas y biológicas y la defensa aérea, incluyendo armas,
equipos de vigilancia y alerta temprana. De igual forma, es necesario reforzar
la capacidad de guerra electrónica, de guerra de superficie y guerra
antisubmarina, así como la proyección de
fuerza, la defensa de costas, las operaciones de información y la guerra
cibernética. Además, se debe profundizar el desarrollo de las capacidades ya
existentes en operaciones especiales, aerotácticas, de movilidad y nocturnas.
Paralelamente, es necesario
plantear una distribución geográfica de la Fuerza acorde con las necesidades
estratégicas. Esto puede realizarse bajo la forma de centros de despliegue
militar que concentren la fuerza en sitios estratégicos, de manera que puedan
responder a cualquier eventualidad en las fronteras de manera rápida y
efectiva. Es importante anotar que lo anterior implicaría cambios en la
jurisdicción territorial actual de las Fuerzas Militares pasando a una
jurisdicción sobre teatros de operaciones…”
Aquí aparecen los lineamientos
trazados por el asesor gringo Marks en el 2004, los cuales fueron desarrollados
por Andrés Villamizar en el texto que citamos anteriormente:
1.-Mantener la ventaja comparativa
que posee Colombia en cuanto a fuerzas especiales y de contraguerrilla,
operaciones aerotácticas y nocturnas.
2.-
Desarrollar cambios organizativos que desarrollen los comandos y operaciones conjuntas.
3.-Esfuerzo
en el entrenamiento en el uso de las nuevas tecnologías,
4.- Creación
y reestructuración de unidades en las fronteras.
5.-
Vigilancia y control de los pasos fronterizos.
6.-
Concentración de fuerzas en términos territoriales – fronterizos.
Por nuestro lado, en este trabajo
investigativo hemos encontrado soportes documentales donde los anteriores
lineamientos estratégicos del documento “Fuerza pública y los retos del futuro”
están reivindicados y avalados por Juan Manuel Santos
ex ministro de la defensa, tal como lo vamos a ver a continuación.
En tal sentido, analizaremos el
discurso Santos en el seminario de la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras –ANIF- que tuvo como nombre “EL FUTURO DE LAS FUERZAS ARMADAS”,
realizado en Bogotá el 30 de Abril de
2009. En la intervención se observa una línea de continuidad en los
planteamientos reseñados e incluso
Santos asume la paternidad del organismo
que elabora el documento en discusión pública actualmente:
“Dentro de la nueva estructura del Ministerio de Defensa, ha sido
fundamental la creación de a Dirección de Estudios Sectoriales, que está
dedicada a planear el futuro, sobre modelos de países desarrollados, de
forma prospectiva pero realista. El objetivo es avanzar desde hoy en los
retos del mañana, y definir la manera en que las Fuerzas Armadas deben
adaptarse en su estructura, equipos y logística para enfrentarlos.”
Del mismo modo, vanagloriándose de
los éxitos obtenidos contra la insurgencia, a partir de la estrategia guerrerista,
dice Santos:
“Estamos en capacidad de desarrollar operaciones con altos
componentes de inteligencia y precisión en sus objetivos, como la Operación
Fénix que dio de baja a Raúl Reyes, o la ya épica Operación Jaque. Esto no
sucedió de la noche a la mañana, sino que es el resultado de muchos años de
trabajo cuyos frutos hoy estamos consolidando, para construir las Fuerzas
Armadas del porvenir. Ha sido un esfuerzo de más de ocho años, que ha tenido
especial desarrollo durante el gobierno del presidente Uribe, en el que
incrementamos la capacidad militar y policial como no se había hecho en mucho
tiempo.”
“En el campo operacional, los resultados están
a la vista. Ustedes y el país han sido testigos en los dos últimos años de los
más grandes éxitos operacionales de la Fuerza Pública en muchísimo
tiempo. No tengo que enumerarlos. Todos guardan en la memoria los golpes
estratégicos que hemos dado… ¿Cómo hemos logrado todo esto?:
n Fortaleciendo el trabajo conjunto y coordinado de las diversas
instituciones armadas, y centralizando su inteligencia y las decisiones
sobre objetivos de alto valor estratégico en la Jefatura de Operaciones
Especiales Conjuntas.
n La adecuada información de inteligencia, conocida en tiempo real por
los encargados de las operaciones, nos ha
permitido alcanzar un nivel de éxitos sin precedentes.”
Igualmente en su intervención en este
seminario, da cuenta de los lineamientos trazados por los gringos desde el año
2004 ( ensamblados ideológicamente por la FSD como ya lo anotamos ), bajo un lente
militar:
n “Pasamos de 313 mil hombres en 2002 a 430 mil al finalizar el 2008, un
incremento del 40%. Adquirimos equipo
esencial para el desempeño de nuestras tropas, en todas las fuerzas, que ya
hemos recibido y seguiremos recibiendo este año y el próximo.”
n “Se han comprado, entre otros equipos, 44 helicópteros, 52 aviones
y 500 automotores de todo tipo para darle mayor movilidad, efectividad de
reacción y capacidad de operación a nuestra Fuerza Pública.”
n “También compramos 161 unidades navales y fluviales como lanchas,
patrulleras, y botes de apoyo fluvial y de combate, e iniciamos la
repotenciación de 4 fragatas y tres submarinos.”
n “Estas adquisiciones las realizamos con recursos extraordinarios por
8,25 billones de pesos que aprobó el Conpes en febrero de 2007, y que son
producto del impuesto al patrimonio que han pagado cerca de 3 mil
contribuyentes con patrimonios superiores a los 3 mil millones de pesos.
n “El
eje para la construcción de las Fuerzas Armadas del futuro es la educación. La reforma está en marcha: 837 oficiales están cursando
especializaciones, maestrías o doctorados y 15 viajaron como becarios de
Colfuturo a estudiar posgrados en el exterior.1.450 suboficiales se han
nivelado con título tecnológico y 104 están cursando especializaciones
tecnológicas. En los últimos dos años cerca de 9 mil soldados recibieron su
título de bachiller. Además, más de 63 mil miembros de las Fuerzas Armadas
están estudiando inglés.”
n “Colombia, al terminar este año, tendrá más de 80 helicópteros
Black Hawk, convirtiéndose en la fuerza de Black Hawk más importante en el
hemisferio, después de Estados Unidos, y una
de las cuatro más grandes del mundo.Con semejante fuerza aeromóvil,
el secreto está en poder tener adecuado entrenamiento para los pilotos y
mantenimiento”.
Dentro de la prospectiva de estas líneas estratégicas, Santo se
adelanta a lo que queda patentizado en el documento “La fuerza pública y los Retos
del Futuro” y describe algunos de los lineamientos que vienen
adelantando en los últimos meses, donde aparece el rearme belicista, la
estrategia disuasiva contra Venezuela y los aprestos operacionales para una
intervención en la frontera:
n “”Las fuerzas públicas deben desarrollar una nueva infraestructura en
las zonas alejadas, con una lógica de centros de despliegue –algo así como
los fuertes militares–, con pistas aéreas y movilidad fluvial…”
n “Las Fuerzas Militares tienen
que continuar avanzando, también, en sus conceptos comandos conjuntos. Una
organización fundamental en este aspecto será el Comando
de Operaciones Especiales Conjuntas, que contará con las tropas más
calificadas, que podrán movilizarse en muy corto tiempo a cualquier punto de la
geografía nacional.”
n “Un trabajo especial de inteligencia.”
n
“Un esfuerzo de
contención en las fronteras y en otras áreas estratégicas.”
n
“Tendremos que mantener
una capacidad militar que proporcione un poder de disuasión creíble frente a
eventuales agresiones externas. “
Los anteriores tópicos planteados por Santos
indican el desarrollo de aprestos operacionales para una agresión militar
contra Venezuela y otros países que nos estamos enfrentando a la estrategia del
pentágono en la región. En este punto
sostenemos que la reforma militar colombiana tiene como coartada el combate a
la insurgencia, (la cual propagandísticamente quieren homologarla
con el narcotráfico), pero en
prospectiva se trata de tener una fuerza de reacción rápida en la frontera sur
como base de apoyo para una intervención en profundidad en el territorio venezolano.
INTERVENCION IMPERIAL Y LA TRANSFORMACION DE
LA FF.AA COLOMBIANA
El actual escalamiento de la estrategia norteamericana contra
el proceso revolucionario venezolano, tiene como uno de sus hitos la
instalación de las bases militares en Colombia, pero sería un error tomar este
hecho como punto de partida de la intervención yanky, ya que llevan década
intentando desarrollar su estrategia geo-política de control y dominio de
Sudamérica utilizando como plataforma el gobierno y el territorio colombiano,
recientemente a través del Plan Colombia, Plan Patriota, y el vigente Plan de Seguridad Democrática.
La instancia encargada de formular esta última fase de la intervención
norteamericana es la denominada Fundación
Seguridad y Democracia, como organismo de fachada (caso típico de un
outsourcing de inteligencia) La FSD tiene como Director a Alfredo Rangel, y conforma un trío
conjuntamente con Germán Espejo y Andrés Villamizar, quienes sistematizan el
enfoque estratégico donde se combinan los intereses del imperio y los intereses
de la oligarquía colombiana, hegemonizada por la fracción guerrerista del Clan
Santos y el Grupo Santo Domingo, teniendo una de sus vocerías en el capo mayor,
el padre del paramilitarismo en Colombia: Uribe.
La coartada ideológica que sustenta este
plan responde a la misma directiva empleada por la administración Bush: guerra
contra el terrorismo y el narcotráfico.
Sin embargo en el telón de fondo hay
razones distintas, entre las que podemos señalar:
1.-
Conquista de mercados y control de las materias primas (fundamentalmente
las energéticas) a través de los tratados de libre comercio. Cuestión que cobra
una mayor relevancia político-militar en el actual cuadro de crisis global que
vive el imperio.
2.- Presencia militar norteamericana bajo el pretexto del combate global al
terrorismo y al narcotráfico, permitiendo que el complejo industrial – militar,
con sus empresas contratadas hagan negocio con la traída de mercenarios,
vendiendo armas y equipos: helicópteros, radares. Todo esto se va a ver
ampliado con la instalación de las 7 bases en territorio colombiano. Como
indica un reportaje periodístico “… Cuando la maquinaria de guerra
estadounidense hace un despliegue semejante, suele hacerlo a lo grande: sacos
de arena, lonas, insecticidas, generadores, máquinas de Coca-Cola, vídeos,
literas, uniformes, radios, explosivos, cafeteras; todos los artículos de un
catálogo de operaciones sobre el terreno y otros que no figuran en él. El
aparato militar norteamericano es impresionante, pero además es acaparador. No
se limita a levantar un campamento, sino que importa toda la cultura de comida
rápida, centro comercial y recipientes de usar y tirar”.
3.- Muro de contención a los procesos de cambio en la región.
Estos tópicos permiten comprender las orientaciones más específicas del Plan Seguridad Democrática:
• El enfrentamiento a la insurgencia Colombiana hace parte de un
combate global a la revolución en la región.
• La solución militar involucra desconocer la soberanía nacional de
los países vecinos y el desarrollo de “operaciones extraterritoriales” o
persecución en caliente de los guerrilleros.
La FSD y sus operadores tarifados (subcontratados) han venido
legitimando el gasto militar, el cambio en la doctrina que apunta a no respetar
la soberanía nacional, los cambios organizativos y
tecnológicos en las fuerzas armadas colombiana que permitan tener la capacidad
operativa con fuerza de choque del imperio en la región.
En los diversos ensayos de los referidos
autores, publicados por la Fundación Seguridad y Democracia encontramos
lineamientos estratégicos para la solución militar, incluyendo la
intervención en Ecuador y Venezuela.
Germán Espejo en el texto “Operaciones Extraterritoriales: Riesgos
y Alternativas” (Publicaciones FSD, 25/01/2005) justifica la persecución en caliente invocando
razones de seguridad:
“Simultáneamente, el concepto de seguridad nacional tiene cada vez más
aristas que tocan no solo situaciones y temas de carácter interno o nacional,
sino al mismo tiempo una multiplicidad de temas y aspectos internacionales que
tienen una enorme importancia a la hora de valorar la preservación de la
seguridad de un Estado. Independiente de contar o no con la autorización del
Consejo de Seguridad de la ONU, una
situación de conflicto o pre-conflicto se ha consolidado históricamente como un
escenario típico de operaciones extraterritoriales, muchas de ellas encubiertas.
En una situación de pre-conflicto, es decir en los días o meses anteriores al
inicio de las confrontaciones entre fuerzas armadas de dos o más países se
puede notar un tipo de operaciones extraterritoriales. Estas corresponden
normalmente a misiones desarrolladas por unidades de
fuerzas especiales de las fuerzas armadas o de unidades operativas de los
servicios de inteligencia de un Estado, que realizan operaciones encubiertas en
territorio enemigo para facilitar o hacer más contundente las acciones
ofensivas de las propias fuerzas cuando se inicie la confrontación.”
“Si bien es cierto que en ningún momento estas operaciones fueron
aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, también lo es el
hecho de que en este escenario no se discuten ni aprueban este tipo de
operaciones. De hecho no hay un foro internacional donde los gobiernos del
mundo debatan sobre estos temas. Para ir más lejos, no existe una
prohibición expresa o una regulación internacional para este tipo de
operaciones, más allá de los principios consignados en la Carta de Naciones
Unidas y otros tratados internacionales.”
“…la legitimidad de estas operaciones residirá en cada caso en las
justificaciones o motivos que cada parte involucrada argumente a la hora de
defenderlas o condenarlas. En cualquier caso, sería absurdo pensar siquiera en
el establecimiento de una institución o foro internacional con estos fines. La
esencia de una operación encubierta, es precisamente esa, su confidencialidad
absoluta”.
El mismo Germán Espejo,
junto con Andrés Villamizar, abordando el aumento del gasto militar, en el
ensayo “El Gasto en Seguridad y Defensa en
Colombia: De la Contención a la Ofensiva” (publicación FSD.2004), plantean lo siguiente:
“A pesar de las numerosas voces que se alzan para
denunciar el incremento de los recursos públicos destinados a la seguridad y la
defensa, lo cierto es que el actual presupuesto es insuficiente para enfrentar
el reto de recuperar la seguridad y mantener la ofensiva contra los grupos
armados ilegales, combatir el narcotráfico y garantizar la seguridad de todos
los habitantes del territorio nacional. En otras palabras, el presupuesto, y la
estructura de fuerza que éste financia, tal vez son suficientes para
contener las amenazas pero no para derrotarlas. Para lograr pasar a la ofensiva
en términos estratégicos sería necesario un aumento mayor del gasto militar que
permita incrementar el pie de fuerza y el equipamiento de las unidades
operativas de la Fuerza Pública. Esto implicaría un mayor esfuerzo desde el
punto de vista tributario…”
“La situación fiscal de
Colombia aun es delicada. Por ello el actual gobierno del Presidente Álvaro
Uribe enfrenta un dilema de difícil solución. Por un lado, fue elegido con el
claro mandato de pasar a la ofensiva contra los grupos armados ilegales, tras
los frustrados diálogos de paz adelantados por la anterior administración de
Andrés Pastrana. Esto implica, necesariamente, un aumento del presupuesto
destinado a la Fuerza Pública.
Consciente de esta
realidad, el gobierno fijó, haciendo uso de los poderes que le otorgó la
declaratoria de conmoción interior, el llamado ‘impuesto para la seguridad
democrática’, con el cual recaudó cerca de 2.5 billones de pesos y que permitió
cerrar la brecha presupuestal de la Fuerza Pública para el 2002 (600 mil
millones) y financiar el llamado “plan de choque” del 2003 (1.4 billones) y
2004 (400 mil millones). Este plan incluyó un aumento considerable del pie
de fuerza y de unidades tales como brigadas móviles, batallones de alta montaña
y agrupaciones de fuerzas especiales urbanas. Adicionalmente se organizaron
cerca de 600 pelotones de soldados campesinos (unos 22.000 hombres) para cubrir
igual número de municipios.
Durante el periodo
2003-2004 se implementó un programa de fortalecimiento de la Fuerza Pública que
le dio continuidad a programas iniciados durante el anterior gobierno, así como
esquemas novedosos encaminados a fortalecer el control territorial. Entre los
primeros cabe destacar el aplazamiento de un contingente de 13.000 soldados
regulares, lo cual se había hecho anteriormente. Esto consiste en prolongar el
servicio de 18 a 24 meses de un contingente, tal y como lo permite la ley, lo
cual tiene el efecto temporal de aumentar el pie de fuerza de soldados
regulares (conscriptos) en ese mismo número. Una vez se licencia el contingente
aplazado, el pie de fuerza de regulares vuelve a su número inicial. En el 2003
se aplazaron 10.000 y en el 2004 3.00 adicionales.
Igualmente se aumentó el
número de Brigadas Móviles (BRIM), principal unidad operativa de
contraguerrillas, de las cuales, para 1998, ya se habían activado las primeras
3, que posteriormente pasaron a conformar, junto con la Brigada de Fuerzas
Especiales, la Fuerza de Despliegue Rápido o FUDRA. Durante el gobierno de
Andrés Pastrana se activaron cuatro nuevas BRIM. El gobierno de Uribe a su vez
activó dos nuevas BRIM en el 2003, la No. 8 bajo la jurisdicción de la Quinta
División y la No. 9 adscrita a la Cuarta División. En el 2004 se activaron las
BRIM 10 y 11, pertenecientes a la Sexta y Segunda División, respectivamente.
El actual gobierno
también ha creado cuatro nuevos Batallones de Alta Montaña (BAM). El primero
fue activado por el gobierno anterior en la región de Sumapaz, Cundinamarca;
Durante la actual administración se han activado el No. 2 en el Páramo de
Chiscas (Boyacá); el No. 3 fue ubicado en los Farallones de Cali, el No. 4 en
la Bota Caucana y el No. 5 en Genova, Quindío. Próximamente será activado el
sexto en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Como aspecto más novedoso del mayor énfasis sobre el control
territorial permanente, se han creado 596 pelotones de soldados campesinos o
“de mi pueblo” (compuestos cada uno por unos 35 hombres para un total de
22.000) para cubrir igual número de municipios. Estos pelotones tienen como
finalidad complementar la presencia permanente de la Policía Nacional en las
cabeceras municipales y están integrados por jóvenes pertenecientes a la región
donde operan, por lo que los vínculos con la población son más fuertes.”
“Si bien este gasto ha
aumentado, el ritmo del incremento en los últimos tres años no ha sido los
suficientemente acelerado para romper el equilibrio de fuerzas en el campo de
batalla. Así como el incremento en el número de profesionales y de capacidad
aérea implementada en el periodo 1999-2001 sirvió para detener la ofensiva
militar de la guerrilla, reversar el cambio de la guerra de movimientos a la
fase de guerra de guerrillas y contener al enemigo, se necesita un aumento igualmente
rápido para dislocar a los grupos armados y pasar a la ofensiva estratégica.
De esta forma, se plantea
la necesidad de aumentar en un 10% real adicional el gasto en defensa y
seguridad, aproximadamente 1.1 billones de pesos, para financiar un incremento
en el número de soldados profesionales de los actuales 60 mil a 90 mil,
conformando con ellos setenta nuevos batallones de contraguerrilla y un aumento
de la capacidad aérea adquiriendo 24 nuevos helicópteros de transporte, con
capacidad de movilizar unos 20 soldados cada uno y duplicar la flota de aviones
fantasma de 6 a 12 para que cada división tenga dos de estas plataformas
disponibles para apoyar las tropas en tierra."
El desarrollo de tal estrategia no es obra soberana de los
colombianos, sino que sigue la receta de los instructores gringos, como ocurre
con el enfoque
estratégico-militar formulado por el Departamento de EEUU bajo la vocería del
agente encubierto Thomas A. Marks, profesor en School for National Security
Executive Educación (SNSEE) de National Defense University (NDU) Washington
D.C. y autor del trabajo Colombian Army Adaptation to FARC Insurgency
(Carlisle, PA: Army War College, Enero 2002).
Así encontramos que Andrés Villamizar,
actuando como operador subcontratado de la FSD, desarrolla algunos
planteamientos del asesor Marks, en su ensayo “Fuerzas Militares para la guerra. La agenda pendiente de la reforma militar” (FSD.Bogotá.
Noviembre de 2003) donde descendiendo en detalles de la reforma militar que ha
elaborado la FSD para el Clan Santos en los últimos años, nos dice:
“1.-Mejoramiento de las fuerzas
aerotransportada
Las cuatro misiones fundamentales que
desarrolla la Fuerza Aérea son: i) el control del espacio aéreo, es decir,
garantizar la soberanía y el respeto de la Constitución y la ley en los aires;
ii) aplicar la fuerza, lo cual implica utilizar las capacidades inherentes al
poder aéreo militar en desarrollo de las operaciones militares como pueden ser
los bombardeos a blancos en tierra o los combates aire-aire; iii) multiplicar
la fuerza, lo que significa aumentar la capacidad militar terrestre o marítima
a través del uso de aeronaves, por ejemplo con el apoyo de fuego a las tropas
terrestres; y, finalmente, iv) apoyar la fuerza, la cual incluye el
abastecimiento logístico necesario para adelantar operaciones prolongadas.
Una de las misiones más importantes, la de
multiplicar la fuerza, incluye el asalto aéreo, es decir, transportar por vía
helitransportada unidades terrestres al campo de batalla. Las fuerzas de asalto
aéreo son capaces de proyectar poder de combate sin la limitación impuesta por
el terreno o los accidentes geográficos.
La versatilidad y fuerza de este tipo de
operaciones se logra al combinar las capacidades de las aeronaves modernas de
ala rotatoria, velocidad, agilidad y capacidad de fuego con las de las tropas
terrestres.
Se debe resaltar el enorme incremento de la
capacidad aérea de las Fuerzas militares colombianas, tanto en el transporte de
tropa como en el apoyo de fuego cercano, es decir, el apoyo de fuego que los
helicópteros o aviones brindan a las tropas terrestres, volando muy cerca de la
tierra y a una relativa baja velocidad. Actualmente, Colombia cuenta con una
flota de unos 230 helicópteros, distribuida así:
• 30 helicópteros de combate (que incluyen
16 Blackhawk artillados AH-60, mejor conocidos como “Arpía”, 10 Bell 212
artillados o “Rapaz” y cuatro Hughes 500).
• 189 de transporte (43 Blackhawk UH-60, 14
MI-17 de fabricación rusa, 25
Bell 212 y 54 Huey II).
• 40 destinados a otras misiones, tales
como reconocimiento, entrenamiento, comando y control, entre otras.
Más allá de los impresionantes avances en
capacidad helitransportada, es importante destacar otros avances jugado un
papel fundamental en el fortalecimiento de las Fuerzas Militares. Estos incluyen la capacidad de realizar operaciones
nocturnas, la mayor capacidad de inteligencia técnica y las mejoras en los
sistemas de comando, control y comunicaciones militares.
2.-Inteligencia técnica
Las Fuerzas Militares colombianas han
fortalecido considerablemente sus capacidades de inteligencia técnica,
entendida esta como la recolección de información por medios distintos a las
fuentes humanas. Incluye la capacidad de interceptar señales, comunicaciones y
de tomar aerofotografías, entre otras.
Un componente fundamental de estas
capacidades son los llamados rastreadores o trackers y las plataformas de
inteligencia.
3.-Capacidad para realizar operaciones nocturnas.
Muchos ejércitos tienen alguna capacidad de
operar en la noche. Es relativamente fácil adquirir algunos de los equipos y
tecnología a precios razonables en el mercado mundial. Pero para ser usados de
manera efectiva, las organizaciones deben desarrollar las tácticas, técnicas y
procedimientos que maximizan la ventaja de poder operar en la noche. Pero la
verdad es que pocos ejércitos del mundo tienen la capacidad de realizar
operaciones significativas en un ambiente nocturno. Para poder hacerlo, un
ejército requiere no solo contar con los equipos adecuados, sino también a doctrina
y el entrenamiento que les permite enfrentar un ambiente operacional riesgoso y
complejo.
4.-Comando, control y comunicaciones
Las Fuerzas Armadas Colombianas han
desarrollado un moderno sistema de comando, control y comunicaciones que
incluye el Centro de Operaciones Conjuntas (COC) del Comando General de las
Fuerzas Militares, así como centros equivalentes en cada uno de los Comandos de
Fuerza. Estos centros están enlazados con las unidades operativas, lo que le
permite a los comandantes militares coordinar y comandar las acciones en el
campo de batalla.
5.- Profesionalización de la
tropa.
Uno de los cambios institucionales más
importantes que se implementaron en el periodo 1998-2003 fue la paulatina pero
constante profesionalización de las tropas. Tanto el Ejército como la
Infantería de Marina (cuerpo terrestre de la Armada, cuya misión incluye el
patrullaje de costas, ríos y litorales) avanzaron en este proceso. Las Fuerzas
Militares adelantaron un proceso de profesionalización de sus soldados e
infantes de marina, reemplazando los llamados bachilleres (soldados e infantes
conscriptos con diploma de bachiller) por soldados profesionales. Estos últimos
son aquellos que tras concluir su servicio militar obligatorio deciden
voluntariamente continuar en las Fuerzas Militares, luego de recibir un
reentrenamiento y que a partir de ese momento reciben un sueldo por su trabajo.
Durante el periodo 1999-2001 se aumentó en 30.000 el número de soldados
profesionales (un aumento del 140%), los cuales reemplazaron igual número de
soldados bachilleres. Este reemplazo se realizó en el marco de lo que se conoció
como el Plan 10.000, el cual contemplaba el reemplazo de 10.000 bachilleres por
igual número de profesionales, durante tres años consecutivos.
Actualmente hay cerca de 60.000 soldados e
infantes de marina profesionales, 100.000 soldados e infantes regulares
(conscriptos) y un número reducido de bachilleres (menos de 3.000), quienes
integran los batallones de Policía Militar, el Batallón Guardia Presidencial y
otras unidades menores. La meta del actual gobierno es aumentar el número de
soldados profesionales hasta alcanzar aproximadamente unos 85.000, quienes
integrarían las Brigadas Móviles (BRIM) y los Batallones de Contraguerrillas
(BCG), puntas de lanza de las Fuerzas Militares en su esfuerzo
contrainsurgente. Si tenemos en cuenta que cada BRIM consta de aproximadamente
unos 1.200 soldados y que cada BCG consta de unos 300 hombres, los 85.000
soldados profesionales proyectados alcanzarían para componer aproximadamente 10
BRIM (unos 12.000 hombres) y cerca de 200 BCG.
Esta perspectiva la vienen desarrollando
desde el año 2004 y de suyo queda sobreentendido que son preparativos y planes
implementados sin contar con el nuevo escalamiento de esta política involucrada
en el acuerdo para establecer las 7 bases gringas en territorios colombiano.
Particularmente estos aprestos operacionales
se han venido materializando con la constitución de tropas especializadas, bajo
la coartada del combate a la guerrilla y el narcotráfico.
Esta
perspectiva de nuestro trabajo, como investigación en curso, también permite
comprender el posesionamiento del departamento de estado de los EEUU en
Colombia y la plataforma político-militar que se ha montado, vista como una
estrategia global que no respeta frontera y que puede tener ramificaciones en
Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, siguiendo el expediente de Outsourcing de
Inteligencia.
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