IMPLICACIONES DEL FETICHISMO DE LA MERCANCIA
AVANCES DEL PROCESO
INVESTIGATIVO
Ejecutando el Programa
investigativo - formativo sobre la “LOGICA DEL CAPITAL Y LA TRANSICION
SOCIALISTA”, hemos comenzando con lecturas las cuales se convierten en
herramientas imprescindibles en la autoformación y en la realización del taller - seminario sobre el
FETICHISMO DE LA MERCANCIA , es decir, para alcanzar el objetivo pedagógico del
taller se requiere de la lectura, reflexión y discusión previa.
En tal sentido, se
socializaron las orientaciones básicas para el trabajo en círculo de lectura (individual, con pares o equipos) y se avanzó en la concreción de las metas
organizativas planteadas anteriormente:
1.- En relación de la
didáctica de la lectura interpretativa, reiteramos algunos pasos que
contemplan: la revisión global del material asignado, continuar con el
subrayado con los tópicos más relevantes, elaborar fichas y realizar una puesta en común del resumen interpretativo con
pares o en equipo
2.- Tomando en consideración
las dificultades que se presentan para las lecturas, donde destacan las
múltiples ocupaciones, la falta de hábitos de estudio sistemático y la
complejidad de la temática, hemos realizado consultas con algunos de los
involucrados en esta fase inicial de la lectura, acordando una estrategia
flexible para la misma, estableciendo un mínimum común:
* Leer por los menos entre 5 y 8 páginas semanales, dedicándole entre 2 horas a la
revisión de la bibliografía asignada ( Texto de Marx, materiales de apoyo, consulta a diccionarios, revisión de
un micro sobre el tema, el que puede
bajarse de Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=ITuk7AHPOsY)
3.- El taller presencial se
va a realizar el 3 de Diciembre de 2014 en los salones de la Universidad
Bolivariana de Venezuela (UBV) sede de Caracas, a partir de las 8 y 30 AM.
En el mismo participaran como ponentes, los
siguientes especialistas invitados:
-- José Félix Rivas,
economista del Banco Central de Venezuela, quien trabajará lo relativo al
fetichismo de la mercancía y la enajenación del trabajo.
-- Soc. Luis Damiani,
profesor de la UCV, quien expondrá sobre el fetichismo de la mercancía y la
epistemología marxista
-- Prof. Pablo Jiménez,
director del Programa de Formación de Economía Política de la UBV, quien
disertará sobre el proceso de trabajo en Marx.
4.- Las lecturas, sus
discusión y socialización, la haremos inicialmente por correo, combinando otras
herramientas de Internet. En tal sentido, proponemos tener como referencia para
el envió y recibo de información, el día
viernes de cada semana en el horario comprendido entre 8 y 10 PM utilizando el
correo:
encuentromarxistacritico.@gmail.com.
5.- En el taller presencial,
por razones pedagógicas, logísticas y de espacio, van a existir restricciones
para asistir, ya que no es un evento abierto ni masivo.
Una de las condiciones
exigidas para participar en el taller es haber realizado las lecturas y
presentado una ficha técnica o resumen de las mismas. Por ello vamos establecer
inscripciones previas, quedando abierta la misma hasta el 25 de noviembre. Este
mecanismo nos a permitir establecer una especie de cupos por regiones y
colectivos.
6.- A continuación
presentamos un ejemplo de la
sistematización de la lectura interpretativa-comprensiva, aplicando las
orientaciones educativas y didácticas que hemos sugerido como técnicas de
estudio:
A .-
Lectura global,
B.- Subrayado,
C.-Fichaje,
D.-Resumen interpretativo.
Estos procedimientos y su
secuencia, no es una prescripción
mecánica, por lo tanto, su desarrollo está sujeto a las capacidades,
saberes previos y condiciones concretas de cada participante.
El primer aspecto, tiene que
ver con la lectura rápida y global del
texto la cual nos permite tener una mirada del contenido y su complejidad .
Posteriormente, ejecutamos
los pasos recomendado como B,C y D
Veamos a continuación los
últimos tres procesos:
B.-
Subrayado
En este caso, colocamos como
referencia la lectura de 7 páginas del texto de
Carlos Marx El capital:
Crítica de la Economía Política, Tomo I. México: Fondo de Cultura
Económica.El fetichismo de la
mercancía y su secreto, subrayando lo que nos interesa resaltar,
destacar:
“A primera vista, parece como si las mercancías fuesen objetos evidentes y
triviales. Pero, analizándolas, vemos, que son objetos muy intrincados, llenos
de sutilezas metafísicas y de resabios teológicos. Considerada
como valor de uso, la mercancía no encierra nada de misterioso,
dando lo mismo que la contemplemos desde el punto de vista de un objeto apto
para satisfacer necesidades del hombre o que enfoquemos esta propiedad suya
como producto del trabajo humano. Es evidente que la actividad del hombre hace
cambiar a las materias naturales de forma, para servirse de ellas. La forma de
la madera, por ejemplo, cambia al convertirla en una mesa. No obstante, la mesa
sigue siendo madera, sigue
siendo un objeto físico vulgar y corriente. Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía,
la mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico. No sólo se
incorpora sobre sus patas encima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a
todas las demás mercancías, y de su cabeza de madera empiezan a salir antojos
mucho más peregrinos y extraños que si de pronto la mesa rompiese a bailar por
su propio impulso. 28 Como vemos, el carácter místico de la
mercancía no brota de su valor de uso. Pero tampoco brota del contenido de sus
determinaciones de valor. En primer lugar, porque por mucho que
difieran los trabajos útiles o actividades productivas, es una verdad
fisiológica incontrovertible que todas esas actividades son funciones del
organismo humano y que cada una de ellas, cualesquiera que sean su contenido y
su forma, representa un gasto esencial de cerebro humano, de nervios, músculos,
sentidos, etc. En segundo lugar, por lo que se refiere a la magnitud de valor y a lo que sirve
para determinarla, o sea, la duración en el tiempo de aquel gasto o la cantidad
de trabajo invertido, es evidente que la cantidad se distingue incluso mediante
los sentidos de la calidad del trabajo. El tiempo de trabajo necesario para producir sus
medios de vida tuvo que interesar por fuerza al hombre en todas las épocas,
aunque no le interesase por igual en las diversas fases de su evolución. 29
Finalmente, tan pronto como los hombres trabajan los unos para los otros, de
cualquier modo que lo hagan, su trabajo cobra una forma social. ¿De dónde procede, entonces, el
carácter misterioso que presenta el producto del trabajo, tan pronto como
reviste forma de mercancía? Procede, evidentemente, de esta misma forma.
En las mercancías, la igualdad de los trabajos humanos asume la forma material
de una objetivación igual de valor de los productos del trabajo, el
grado en que se gaste la fuerza humana de trabajo, medido por el tiempo de su
duración, reviste la forma de magnitud de valor de los productos del trabajo,
y, finalmente, las relaciones
entre unos y otros productores, relaciones en que se traduce la función social
de sus trabajos, cobran la forma de una relación social entre los propios
productos de su trabajo. El carácter misterioso de la forma mercancía estriba,
por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter
social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios
productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por
tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo
colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos
objetos, al margen de sus productores. Este quid pro quo es lo que convierte a los productos
de trabajo en mercancía, en objetos físicamente metafísicos o en objetos
sociales. Es algo así como lo que sucede con la sensación luminosa
de un objeto en el nervio visual, que parece como si no fuese una excitación
subjetiva del nervio de la vista, sino la forma material de un objeto situado
fuera del ojo. Y, sin embargo, en este caso hay realmente un objeto, la cosa
exterior, que proyecta luz sobre otro objeto, sobre el ojo. Es una relación
física entre objetos físicos. En cambio, la forma mercancía y la relación de
valor de los productos del trabajo en que esa forma cobra cuerpo, no tiene
absolutamente nada que ver con su carácter físico ni con las relaciones
materiales que de este carácter se derivan. Lo que aquí reviste, a los ojos de los hombres, la forma
fantasmagórica de una relación entre objetos materiales no es más que una
relación social concreta establecida entre los mismos hombres. Por eso, si
queremos encontrar una analogía a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las
regiones nebulosas del mundo de la religión, donde los productos de la mente
humana semejan seres dotados de vida propia, de existencia independiente, y
relacionados entre sí y con los hombres. Así acontece en el mundo de las mercancías con los
productos de la mano del hombre. A esto es a lo que yo llamo el fetichismo bajo
el que se presentan los productos del trabajo tan pronto como se crean en forma
de mercancías y que es inseparable, por consiguiente, de este modo de
producción. Este carácter fetichista del mundo de las mercancías
responde, como lo ha puesto ya de manifiesto el análisis anterior, al carácter
social genuino y peculiar del trabajo productor de mercancías. Si los objetos
útiles adoptan la forma de mercancías es, pura y simplemente, porque son
productos de trabajos privados independientes los unos de los otros. El
conjunto de estos trabajos privados forma el trabajo colectivo de la sociedad.
Como los productores entran en contacto social al cambiar entre sí los
productos de su trabajo, es natural que el carácter específicamente social de
sus trabajos privados sólo resalte dentro de este intercambio. También
podríamos decir que los trabajos privados sólo funcionan como eslabones del
trabajo colectivo de la sociedad por medio de las relaciones que el cambio
establece entre los productos del trabajo y, a través de ellos, entre los
productores. Por eso, ante éstos, las relaciones sociales que se
establecen entre sus trabajos privados aparecen como lo que son; es decir, no
como relaciones directamente sociales de las personas en sus trabajos, sino
como relaciones materiales entre personas y relaciones sociales entre cosas. Es
en el acto de cambio donde los productos del trabajo cobran una materialidad de
valor socialmente igual e independiente de su múltiple y diversa materialidad
física de objetos útiles. Este desdoblamiento del producto del trabajo en
objeto útil y materialización de valor sólo se presenta prácticamente allí
donde el cambio adquiere la extensión e importancia suficientes para que se
produzcan objetos útiles con vistas al cambio, donde, por tanto, el
carácter de valor de los objetos se acusa ya en el momento de ser producidos. A partir de este instante, los
trabajos privados de los productores asumen, de hecho, un doble carácter
social. De una parte, considerados como trabajos útiles concretos, tienen
necesariamente que satisfacer una determinada necesidad social y encajar, por
tanto, dentro del trabajo colectivo de la sociedad, dentro del sistema
elemental de la división social del trabajo. Mas, por otra parte, sólo
serán aptos para satisfacer las múltiples necesidades de sus propios
productores en la medida en que cada uno de esos trabajos privados y útiles
concretos sea susceptible de ser cambiado por cualquier otro trabajo privado
útil, o lo que es lo mismo, en la medida en que represente un equivalente suyo.
Para encontrar la igualdad toto coelo(13) de diversos trabajos, hay que
hacer forzosamente abstracción de su desigualdad real, reducirlos al carácter
común a todos ellos como desgaste de fuerza humana de trabajo , como trabajo
humano abstracto. El cerebro de los productores privados se limita a
reflejar este doble carácter social de sus trabajos privados en aquellas formas
que revela en la práctica el mercado, el cambio de productos: el carácter
socialmente útil de sus trabajos privados, bajo la forma de que el producto del
trabajo ha de ser útil, y útil para otros; el carácter social de la igualdad de los distintos
trabajos, bajo la forma del carácter de valor común a todos esos objetos
materialmente diversos que son los productos del trabajo. Por tanto, los hombres no
relacionan entre sí los productos de su trabajo como valores porque estos objetos
les parezcan envolturas simplemente materiales de un trabajo humano igual. Es al revés. Al equiparar unos
con otros en el cambio, como valores, sus diversos productos, lo que hacen es
equiparar entre sí sus diversos trabajos, como modalidades de trabajo humano. No
lo saben, pero lo hacen. 30 Por tanto, el valor no lleva escrito en la
frente lo que es. Lejos de ello, convierte a todos los productos del trabajo en
jeroglíficos sociales. Luego, vienen los hombres y se esfuerzan por
descifrar el sentido de estos jeroglíficos, por descubrir el secreto de su
propio producto social, pues es evidente que el concebir los objetos útiles
como valores es obra social suya , ni más ni menos que el lenguaje. El
descubrimiento científico tardío de que los productos del trabajo ,
considerados como valores, no son más que expresiones materiales del trabajo
humano invertido en su producción, es un descubrimiento que hace época en la
historia del progreso humano, pero que no disipa ni mucho menos la sombra
material que acompaña al carácter social del trabajo. Y lo que sólo
tiene razón de ser en esta forma concreta de producción, en la producción de
mercancías, a saber: que el carácter específicamente social de los trabajos
privados independientes los unos de los otros reside en lo que tienen de igual
como modalidades que son de trabajo humano, revistiendo la forma del carácter
de valor de los productos del trabajo, sigue siendo para los espíritus cautivos en las redes de la producción
de mercancías, aun después de hecho aquel descubrimiento, algo tan perenne y
definitivo como la tesis de que la descomposición científica del aire en sus
elementos deja intangible la forma del aire como forma física material. Lo que ante todo interesa
prácticamente a los que cambian unos productos por otros, es saber cuántos
productos ajenos obtendrán por el suyo propio, es decir, en qué proporciones se
cambiarán unos productos por otros. Tan pronto como estas proporciones cobran,
por la fuerza de la costumbre, cierta fijeza, parece como si brotasen de la
propia naturaleza inherente a los productos del trabajo; como si, por
ejemplo, 1 tonelada de hierro encerrase el mismo valor que 2 onzas de oro, del mismo
modo que 1 libra
de oro y 1 libra
de hierro encierran un peso igual, no obstante sus distintas propiedades
físicas y químicas. En realidad, el carácter de valor de los productos del
trabajo sólo se consolida al funcionar como magnitudes de valor. Estas cambian
constantemente, sin que en ello intervengan la voluntad, el conocimiento previo
ni los actos de las personas entre quienes se realiza el cambio. Su propio
movimiento social cobra a sus ojos la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo
control están, en vez de ser ellos quienes las controlen. Y hace falta que la
producción de mercancías se desarrolle en toda su integridad, para que de la
propia experiencia nazca la conciencia científica de que los trabajos privados
que se realizan independientemente los unos de los otros, aunque guarden entre
sí y en todos sus aspectos una relación de mutua interdependencia, como
eslabones elementales que son de la división social del trabajo, pueden
reducirse constantemente a su grado de proporción social, porque en las
proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus productos se
impone siempre como ley natural reguladora el tiempo de trabajo socialmente
necesario para su producción, al modo como se impone la ley de la gravedad
cuando se le cae a uno la casa encima. 31 La determinación de la
magnitud de valor por el tiempo de trabajo es, por tanto, el secreto que se
esconde detrás de las oscilaciones aparentes de los valores relativos de las
mercancías. El descubrimiento de este secreto destruye la apariencia de la
determinación puramente casual de las magnitudes de valor de los productos del
trabajo, pero no destruye, ni mucho menos, su forma material. La reflexión acerca de las formas de la vida
humana, incluyendo por tanto el análisis científico de ésta, sigue en general un
camino opuesto al curso real de las cosas. Comienza post festum y arranca, por
tanto, de los resultados preestablecidos del proceso histórico."
C.-Fichaje
“…parece
como si las mercancías fuesen objetos evidentes y triviales. Pero,
analizándolas, vemos, que son objetos muy intrincados, llenos de sutilezas
metafísicas y de resabios teológicos…” (Ficha 1.ob cit, pag xx)
“…Pero
en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto
físicamente metafísico. No sólo se incorpora sobre sus patas encima del suelo,
sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías, y de su cabeza
de madera empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños que si de
pronto la mesa rompiese a bailar por su propio impulso. 28 Como vemos, el carácter místico de la
mercancía no brota de su valor de uso. Pero tampoco brota del contenido de sus
determinaciones de valor…” (Ficha 2)
El
carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y
simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de
éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su
trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la
relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la
sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al
margen de sus productores. Este quid pro quo es lo que convierte a los
productos de trabajo en mercancía, en objetos físicamente metafísicos o en
objetos sociales…” (Ficha 3)
“…
Lo que aquí reviste, a los ojos de los hombres, la forma fantasmagórica de una
relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta
establecida entre los mismos hombres. Por eso, si queremos encontrar una analogía
a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas del mundo de
la religión, donde los productos de la mente humana semejan seres dotados de
vida propia, de existencia independiente, y relacionados entre sí y con los
hombres. Así acontece en el mundo de las mercancías con los productos de la
mano del hombre. A esto es a lo que yo llamo el fetichismo bajo el que se
presentan los productos del trabajo tan pronto como se crean en forma de
mercancías y que es inseparable, por consiguiente, de este modo de producción.
Este carácter fetichista del mundo de las mercancías responde, como lo ha
puesto ya de manifiesto el análisis anterior, al carácter social genuino y
peculiar del trabajo productor de mercancías. Si los objetos útiles adoptan la
forma de mercancías es, pura y simplemente, porque son productos de trabajos
privados independientes los unos de los otros…” (Ficha 4)
“…Por
eso, ante éstos, las relaciones sociales que se establecen entre sus trabajos
privados aparecen como lo que son; es decir, no como relaciones directamente
sociales de las personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales entre
personas y relaciones sociales entre cosas. Es en el acto de cambio donde los
productos del trabajo cobran una materialidad de valor socialmente igual e
independiente de su múltiple y diversa materialidad física de objetos útiles.
Este desdoblamiento del producto del trabajo en objeto útil y materialización
de valor sólo se presenta prácticamente allí donde el cambio adquiere la
extensión e importancia suficientes para que se produzcan objetos útiles con
vistas al cambio…” (Ficha 5)
“…
considerados como trabajos útiles concretos, tienen necesariamente que
satisfacer una determinada necesidad social y encajar, por tanto, dentro del
trabajo colectivo de la sociedad, dentro del sistema elemental de la división
social del trabajo. Mas, por otra parte, sólo serán aptos para satisfacer las
múltiples necesidades de sus propios productores en la medida en que cada uno
de esos trabajos privados y útiles concretos sea susceptible de ser cambiado
por cualquier otro trabajo privado útil, o lo que es lo mismo, en la medida en
que represente un equivalente suyo. Para encontrar la igualdad toto coelo(13)
de diversos trabajos, hay que hacer forzosamente abstracción de su desigualdad
real, reducirlos al carácter común a todos ellos como desgaste de fuerza humana
de trabajo , como trabajo humano abstracto…(Ficha 6)
“…los
hombres no relacionan entre sí los productos de su trabajo como valores porque
estos objetos les parezcan envolturas simplemente materiales de un trabajo
humano igual. Es al revés. Al equiparar unos con
otros en el cambio, como valores , sus diversos productos , lo que hacen es
equiparar entre sí sus diversos trabajos, como modalidades de trabajo humano. No
lo saben, pero lo hacen. 30 Por tanto, el valor no lleva escrito en la frente
lo que es. Lejos de ello, convierte a todos los productos del trabajo en
jeroglíficos sociales. Luego, vienen los hombres y se esfuerzan por descifrar
el sentido de estos jeroglíficos, por descubrir el secreto de su propio
producto social, pues es evidente que el concebir los objetos útiles como
valores es obra social suya , ni más ni menos que el lenguaje. El
descubrimiento científico tardío de que los productos del trabajo ,
considerados como valores, no son más que expresiones materiales del trabajo humano
invertido en su producción, es un descubrimiento que hace época en la historia
del progreso humano, pero que no disipa ni mucho menos la sombra material que
acompaña al carácter social del trabajo…” (Ficha 7)
“…Y
hace falta que la producción de mercancías se desarrolle en toda su integridad,
para que de la propia experiencia nazca la conciencia científica de que los
trabajos privados que se realizan independientemente los unos de los otros,
aunque guarden entre sí y en todos sus aspectos una relación de mutua
interdependencia, como eslabones elementales que son de la división social del
trabajo, pueden reducirse constantemente a su grado de proporción social,
porque en las proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus
productos se impone siempre como ley natural reguladora el tiempo de trabajo
socialmente necesario para su producción, al modo como se impone la ley de la
gravedad cuando se le cae a uno la casa encima. 31 La determinación de la
magnitud de valor por el tiempo de trabajo es, por tanto, el secreto que se
esconde detrás de las oscilaciones aparentes de los valores relativos de las
mercancías. El descubrimiento de este secreto destruye la apariencia de la
determinación puramente casual de las magnitudes de valor de los productos del
trabajo, pero no destruye, ni mucho menos, su forma material. La reflexión acerca de las formas de la
vida humana, incluyendo por tanto el análisis científico de ésta, sigue en
general un camino opuesto al curso real de las cosas. Comienza post festum y
arranca, por tanto, de los resultados preestablecidos del proceso histórico…”
(Ficha
8)
D.-Resumen
interpretativo.
De los anteriores párrafos o
fichas del texto de Marx, podemos hacer
el siguiente cuadro resumen:
1.- Pareciera que las
mercancías son objetos evidentes y
triviales. Pero, analizándolas, vemos, que son objetos muy intrincados,
llenos de sutilezas metafísicas y de resabios teológicos.
2.- La mercancía se convierte en un objeto físicamente
metafísico. empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños
3.- La
mercancía posee un carácter misterioso cuando los trabajos humanos asumen la forma material
de una objetivación El trabajo como relación
social adopta la forma de relación entre cosas
4.-Lo que aquí reviste, a
los ojos de los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre objetos
materiales no es más que una relación social concreta establecida entre los
mismos hombres.
5.- Para encontrar una
analogía a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas del
mundo de la religión, donde los productos de la mente humana semejan seres
dotados de vida propia y esto último lo
que Marx llama fetichismo.
6.- Las mercancías en el
cambio, como valores, lo que hacen es equiparar entre sí sus diversos trabajos,
como modalidades de trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen. Estas relaciones de producción. refuerza la
apariencia objetiva de las mercancías, por
eso los productores no tienen claro lo
que están haciendo. El valor no lleva escrito en la frente lo que es. Lejos de
ello, convierte a todos los productos del trabajo en jeroglíficos sociales.
Este tipo de resumen puede
enriquecerse con algunas precisiones extraídas de diccionarios especializado,
como por ejemplo el de Nestor Kohan (“Diccionario
básico de categorías marxistas” Publicado en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=3920)
En este diccionario, el
autor sintetiza algunas categorías marxista asociadas al proceso de fetichización:
“ * Mercancía: Forma
social que adquieren los productos del trabajo humano en la sociedad mercantil
capitalista. Un objeto es mercancía si además de tener valor de uso (utilidad)
posee valor. Sólo es mercancía lo que se produce para vender, no para consumir
directamente...”
“* Fetichismo:
Proceso derivado de las relaciones sociales mercantiles capitalistas. Se genera
a partir de la sociabilidad indirecta del trabajo humano cuando éste se produce
en condiciones de mercado. Si hay fetichismo no hay control racional de la
producción ni planificación. El fetichismo genera la personificación de las
cosas —vueltas autónomas y hostiles contra sus creadores— y la cosificación de
los seres humanos.”
“* Dinero: No es una
cosa ni un objeto “mágico”. Constituye una relación social de producción.
Representa el equivalente general en el cual se refleja el mundo entero de las
mercancías. Como equivalente, el dinero se independiza de la relación social de
valor y se vuelve autónomo. Se convierte en un sujeto dotado de vida propia. Se
transforma en un fetiche…”
“* Trabajo abstracto:
Trabajo social global que en la sociedad capitalista genera valor. Dimensión
cualitativa de la teoría del valor, estrechamente ligada a la teoría del
fetichismo. Característica que asume el trabajo humano cuando su sociabilidad
es indirecta y está mediada por el mercado y el equivalente general. Principal
descubrimiento teórico de Marx en su crítica de la economía política.”
“*Alienación [=enajenación]: Proceso histórico-social en el
cual el producto del trabajo humano se independiza, se vuelve autónomo, escapa
al control racional y termina siendo hostil contra su creador. Aunque Marx los
utiliza como sinónimos, etimológicamente “alienación” tiene un origen
psicológico y “enajenación” económico. Hegel define “alienación” como “otro
distinto de sí mismo”. En Hegel su contenido no es negativo. En Marx, sí.
Además de una pérdida, expresa el desgarramiento, la escisión y la
fragmentación del ser humano. Algo está alienado o enajenado cuando ya no nos
pertenece.”
El ejemplo anterior, donde
describimos algunos procedimientos para el aprendizaje asociados a la lectura
interpretativa, será un curso de acción permanente a lo largo del programa
investigativo “LA LOGICA DEL CAPITAL Y
LA TRANSICION SOCIALISTA” donde vamos a realizar una serie de talleres - seminarios
que involucra estudiar autores por ejes
temáticos, acompañado de lecturas complementarias o de apoyo. Todo este proceso está orientado por una de las
premisas de la pedagogía crítica, que más que dar recetas, plantea la búsqueda
de la meta-cognición: aprender a aprender.
E/Carlos Lanz Rodríguez
07/11/2014
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