LA
RESPONSABILIDAD DE JUAN MANUEL SANTOS EN LA AMENAZA IMPERIAL CONTRA VENEZUELA
Carlos Lanz Rodríguez
EXPLICACIÓN
En Enero de 2010, elaboré un ensayo titulado “LA
ACTUAL ESTRATEGIA DE INTERVENCION IMPERIAL:THE OUTSOURCING OF
INTELLYGENCE”, donde presentamos la sistematización de la investigación
sobre las nuevas maneras de intervención yanky, particularmente su concreción
en Colombia durante el gobierno del capo Uribe, pero direccionado estratégicamente por Juan Manuel
Santos, quien siendo ministro de defensa colombiano formuló una serie de planes
sobre el cambio de estrategia en las FFAA y su modernización de cara a una
confrontación con Venezuela, aunque se seguía usando la coartada de lucha
contra la insurgencia. Hoy cuando se acrecienta el peligro de una confrontación
con la oligarquía colombiana, se hace pertinente acudir al análisis de dos
capítulo de referido ensayo, donde se evidencia la conexión de la estrategia
imperialista con el CLAN SANTOS, siendo insumos para el establecimiento de una
estrategia político-militar que pueda trascender el ámbito diplomático y evite
sorpresas en torno a los aprestos operativos y el posicionamiento que han
desarrollado los colombianos a lo largo
de nuestra frontera común.
Con cinco años de diferencias,
los contenidos de esta investigación cobran actualidad por el actual escalamiento del conflicto
fronterizo, la presencia del para-militarismo, la guerra, económica, el
desarrollo de OPSIC, pero no debemos subestimar los preparativos militares
desarrollados por Santos en esa época, los cuales son actualmente un
dispositivo capaz de convertir a Colombia en el Israel de américa latina. En
tal sentido, el CLAN SANTOS nunca nos ha engañado a pesar de su esfuerzo por
distanciarse del uribismo y asumir poses pacifistas. El lector puede verificar
documentalmente en los capítulos que reseñamos a continuación, como Juan Manuel
Santo es el artífices de importantes cambios en las FFAA colombianas, en
estrecha colaboración con la comunidad de inteligencia de los EEUU, asumiendo la defensa de sus intereses
estratégicos en el área.
Carlos Lanz Rodriguez
4 de Septiembre de 2015
EL
OUTSOURCING DE INTELLYGENCE COMO INTERVENCION IMPERIAL EN COLOMBIA
El actual escalamiento de la
estrategia norteamericana contra el proceso revolucionario venezolano, tiene
como uno de sus hitos la instalación de las bases militares en Colombia, pero
sería un error tomar este hecho como punto de partida de la intervención yanky,
ya que llevan década intentando desarrollar su estrategia geo-política de
control y dominio de Sudamérica utilizando como plataforma el gobierno y el
territorio colombiano, recientemente a través del Plan Colombia, Plan Patriota,
y el vigente Plan de Seguridad
Democrática.
La instancia encargada de
formular esta última fase de la intervención norteamericana es la denominada
Fundación Seguridad y Democracia, como organismo de fachada (caso típico de un
outsourcing de inteligencia) La FSD tiene como Director a Alfredo Rangel, y
conforma un trío conjuntamente con Germán Espejo y Andrés Villamizar, quienes
sistematizan el enfoque estratégico donde se combinan los intereses del imperio
y los intereses de la oligarquía colombiana, hegemonizada por la fracción
guerrerista del Clan Santos y el Grupo Santo Domingo, teniendo una
de sus vocerías en el capo mayor, el padre del paramilitarismo en Colombia:
Uribe.
La coartada ideológica que
sustenta este plan responde a la misma directiva empleada por la administración
Bush: guerra contra el terrorismo y el narcotráfico.
Sin embargo en el telón de
fondo hay razones distintas, entre las que podemos señalar:
1.- Conquista de mercados y control de las
materias primas (fundamentalmente las energéticas) a través de los tratados de
libre comercio. Cuestión que cobra una mayor relevancia político-militar en el
actual cuadro de crisis global que vive el imperio.
2.- Presencia militar
norteamericana bajo el pretexto del combate global al terrorismo y al
narcotráfico, permitiendo que el complejo industrial – militar, con sus
empresas contratadas hagan negocio con la traída de mercenarios, vendiendo
armas y equipos: helicópteros, radares. Todo esto se va a ver ampliado con la
instalación de las 7 bases en territorio colombiano. Como indica un reportaje
periodístico “… Cuando la maquinaria de guerra estadounidense hace un despliegue
semejante, suele hacerlo a lo grande: sacos de arena, lonas, insecticidas,
generadores, máquinas de Coca-Cola, vídeos, literas, uniformes, radios,
explosivos, cafeteras; todos los artículos de un catálogo de operaciones sobre
el terreno y otros que no figuran en él. El aparato militar norteamericano es
impresionante, pero además es acaparador. No se limita a levantar un
campamento, sino que importa toda la cultura de comida rápida, centro comercial
y recipientes de usar y tirar”.
3.- Muro de contención a los
procesos de cambio en la región.
4.- Desarrollo de aprestos
operacionales para una agresión militar contra Venezuela y otros países que nos
estamos enfrentando a la estrategia del pentágono en la región. En este punto
sostenemos que la reforma militar colombiana tiene como coartada el combate a
la insurgencia, (la cual propagandísticamente quieren homologarla con el
narcotráfico), pero en prospectiva se trata de tener una fuerza de reacción
rápida en la frontera sur de Venezuela como elemento de choque para una
intervención en profundidad en el territorio de nuestro país.
Estos tópicos permiten
comprender las orientaciones más específicas
del Plan Seguridad Democrática:
• El enfrentamiento a la
insurgencia Colombiana hace parte de un combate global a la revolución en la
región.
• La necesidad de la
presencia militar yankee obliga a oponerse a la solución política del conflicto
y boicotear el intercambio humanitario de prisioneros.
• La solución militar
involucra desconocer la soberanía nacional de los países vecinos y el
desarrollo de “operaciones extraterritoriales” o persecución en caliente de los
guerrilleros.
La FSD y sus operadores
tarifados (subcontratados) han venido legitimando el gasto militar, el cambio
en la doctrina que apunta a no respetar la soberanía nacional, los cambios
organizativos y tecnológicos en las fuerzas armadas colombiana que permitan
tener la capacidad operativa con fuerza de choque del imperio en la región.
En los diversos ensayos de
los referidos autores, publicados por la Fundación Seguridad y Democracia
encontramos lineamientos estratégicos para la solución militar, incluyendo la
intervención en Ecuador y Venezuela.
Germán Espejo en el texto “Operaciones Extraterritoriales: Riesgos
y Alternativas” (Publicaciones FSD, 25/01/2005) justifica la
persecución en caliente invocando razones
de seguridad:
“Simultáneamente, el
concepto de seguridad nacional tiene cada vez más aristas que tocan no solo
situaciones y temas de carácter interno o nacional, sino al mismo tiempo una
multiplicidad de temas y aspectos internacionales que tienen una enorme
importancia a la hora de valorar la preservación de la seguridad de un Estado.
Independiente de contar o no con la autorización del Consejo de Seguridad de la
ONU, una situación de conflicto o pre-conflicto se ha consolidado históricamente
como un escenario típico de operaciones extraterritoriales, muchas de ellas
encubiertas. En una situación de pre-conflicto, es decir en los días o meses
anteriores al inicio de las confrontaciones entre fuerzas armadas de dos o más
países se puede notar un tipo de operaciones extraterritoriales. Estas
corresponden normalmente a misiones desarrolladas por unidades de fuerzas
especiales de las fuerzas armadas o de unidades operativas de los servicios de
inteligencia de un Estado, que realizan operaciones encubiertas en territorio
enemigo para facilitar o hacer más contundente las acciones ofensivas de las
propias fuerzas cuando se inicie la confrontación.”
“Si bien es cierto que en
ningún momento estas operaciones fueron aprobadas por el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas, también lo es el hecho de que en este escenario no se
discuten ni aprueban este tipo de operaciones. De hecho no hay un foro
internacional donde los gobiernos del mundo debatan sobre estos temas. Para ir
más lejos, no existe una prohibición expresa o una regulación internacional
para este tipo de operaciones, más allá de los principios consignados en la
Carta de Naciones Unidas y otros tratados internacionales.”
“…la legitimidad de estas
operaciones residirá en cada caso en las justificaciones o motivos que cada
parte involucrada argumente a la hora de defenderlas o condenarlas. En
cualquier caso, sería absurdo pensar siquiera en el establecimiento de una
institución o foro internacional con estos fines. La esencia de una operación
encubierta, es precisamente esa, su confidencialidad absoluta”.
El mismo Germán Espejo,
junto con Andrés Villamizar, abordando el aumento del gasto militar, en el
ensayo “El Gasto en Seguridad y Defensa en Colombia: De la Contención a la
Ofensiva” (publicación FSD.2004), plantean lo siguiente:
“A pesar de las numerosas
voces que se alzan para denunciar el incremento de los recursos públicos
destinados a la seguridad y la defensa, lo cierto es que el actual presupuesto
es insuficiente para enfrentar el reto de recuperar la seguridad y mantener la
ofensiva contra los grupos armados ilegales, combatir el narcotráfico y
garantizar la seguridad de todos los habitantes del territorio nacional. En
otras palabras, el presupuesto, y la estructura de fuerza que éste financia,
tal vez son suficientes para contener las amenazas pero no para derrotarlas.
Para lograr pasar a la ofensiva en términos estratégicos sería necesario un
aumento mayor del gasto militar que permita incrementar el pie de fuerza y el
equipamiento de las unidades operativas de la Fuerza Pública. Esto implicaría
un mayor esfuerzo desde el punto de vista tributario…”
“La situación fiscal de
Colombia aun es delicada. Por ello el actual gobierno del Presidente Álvaro
Uribe enfrenta un dilema de difícil solución. Por un lado, fue elegido con el claro
mandato de pasar a la ofensiva contra los grupos armados ilegales, tras los
frustrados diálogos de paz adelantados por la anterior administración de Andrés
Pastrana. Esto implica, necesariamente, un aumento del presupuesto destinado a
la Fuerza Pública.
Consciente de esta realidad,
el gobierno fijó, haciendo uso de los poderes que le otorgó la declaratoria de
conmoción interior, el llamado ‘impuesto para la seguridad democrática’, con el
cual recaudó cerca de 2.5 billones de pesos y que permitió cerrar la brecha
presupuestal de la Fuerza Pública para el 2002 (600 mil millones) y financiar
el llamado “plan de choque” del 2003 (1.4 billones) y 2004 (400 mil millones).
Este plan incluyó un aumento considerable del pie de fuerza y de unidades tales
como brigadas móviles, batallones de alta montaña y agrupaciones de fuerzas
especiales urbanas. Adicionalmente se organizaron cerca de 600 pelotones de
soldados campesinos (unos 22.000 hombres) para cubrir igual número de
municipios.
Durante el periodo 2003-2004
se implementó un programa de fortalecimiento de la Fuerza Pública que le dio
continuidad a programas iniciados durante el anterior gobierno, así como
esquemas novedosos encaminados a fortalecer el control territorial. Entre los
primeros cabe destacar el aplazamiento de un contingente de 13.000 soldados
regulares, lo cual se había hecho anteriormente. Esto consiste en prolongar el
servicio de 18 a 24 meses de un contingente, tal y como lo permite la ley, lo
cual tiene el efecto temporal de aumentar el pie de fuerza de soldados
regulares (conscriptos) en ese mismo número. Una vez se licencia el contingente
aplazado, el pie de fuerza de regulares vuelve a su número inicial. En el 2003
se aplazaron 10.000 y en el 2004 3.00 adicionales.
Igualmente se aumentó el
número de Brigadas Móviles (BRIM), principal unidad operativa de
contraguerrillas, de las cuales, para 1998, ya se habían activado las primeras
3, que posteriormente pasaron a conformar, junto con la Brigada de Fuerzas
Especiales, la Fuerza de Despliegue Rápido o FUDRA. Durante el gobierno de
Andrés Pastrana se activaron cuatro nuevas BRIM. El gobierno de Uribe a su vez
activó dos nuevas BRIM en el 2003, la No. 8 bajo la jurisdicción de la Quinta
División y la No. 9 adscrita a la Cuarta División. En el 2004 se activaron las
BRIM 10 y 11, pertenecientes a la Sexta y Segunda División, respectivamente.
El actual gobierno también
ha creado cuatro nuevos Batallones de Alta Montaña (BAM). El primero fue
activado por el gobierno anterior en la región de Sumapaz, Cundinamarca;
Durante la actual administración se han activado el No. 2 en el Páramo de
Chiscas (Boyacá); el No. 3 fue ubicado en los Farallones de Cali, el No. 4 en
la Bota Caucana y el No. 5 en Genova, Quindío. Próximamente será activado el
sexto en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Como aspecto más novedoso
del mayor énfasis sobre el control territorial permanente, se han creado 596
pelotones de soldados campesinos o “de mi pueblo” (compuestos cada uno por unos
35 hombres para un total de 22.000) para cubrir igual número de municipios.
Estos pelotones tienen como finalidad complementar la presencia permanente de
la Policía Nacional en las cabeceras municipales y están integrados por jóvenes
pertenecientes a la región donde operan, por lo que los vínculos con la
población son más fuertes.”
“Si bien este gasto ha
aumentado, el ritmo del incremento en los últimos tres años no ha sido los
suficientemente acelerado para romper el equilibrio de fuerzas en el campo de
batalla. Así como el incremento en el número de profesionales y de capacidad
aérea implementada en el periodo 1999-2001 sirvió para detener la ofensiva
militar de la guerrilla, reversar el cambio de la guerra de movimientos a la
fase de guerra de guerrillas y contener al enemigo, se necesita un aumento
igualmente rápido para dislocar a los grupos armados y pasar a la ofensiva
estratégica.
De esta forma, se plantea la
necesidad de aumentar en un 10% real adicional el gasto en defensa y seguridad,
aproximadamente 1.1 billones de pesos, para financiar un incremento en el
número de soldados profesionales de los actuales 60 mil a 90 mil, conformando
con ellos setenta nuevos batallones de contraguerrilla y un aumento de la
capacidad aérea adquiriendo 24 nuevos helicópteros de transporte, con capacidad
de movilizar unos 20 soldados cada uno y duplicar la flota de aviones fantasma
de 6 a 12 para que cada división tenga dos de estas plataformas disponibles
para apoyar las tropas en tierra."
El desarrollo de tal
estrategia no es obra soberana de los colombianos, sino que sigue la receta de
los instructores gringos, como ocurre con el enfoque estratégico-militar
formulado por el Departamento de EEUU bajo la vocería del agente encubierto
Thomas A. Marks, profesor en School for National Security Executive Educación
(SNSEE) de National Defense University (NDU) Washington D.C. y autor del
trabajo Colombian Army Adaptation to FARC Insurgency (Carlisle, PA: Army War
College, Enero 2002).
Así encontramos que Andrés
Villamizar, actuando como operador subcontratado de la FSD, desarrolla algunos
planteamientos del asesor Marks, en su ensayo “Fuerzas Militares para la guerra. La agenda pendiente de la reforma
militar” (FSD.Bogotá. Noviembre de 2003) donde descendiendo en detalles
de la reforma militar que ha elaborado la FSD para el Clan Santos en los
últimos años, nos dice:
1.-Mejoramiento
de las fuerzas aerotransportada
Las cuatro misiones
fundamentales que desarrolla la Fuerza Aérea son: i) el control del espacio
aéreo, es decir, garantizar la soberanía y el respeto de la Constitución y la
ley en los aires; ii) aplicar la fuerza, lo cual implica utilizar las
capacidades inherentes al poder aéreo militar en desarrollo de las operaciones
militares como pueden ser los bombardeos a blancos en tierra o los combates
aire-aire; iii) multiplicar la fuerza, lo que significa aumentar la capacidad
militar terrestre o marítima a través del uso de aeronaves, por ejemplo con el
apoyo de fuego a las tropas terrestres; y, finalmente, iv) apoyar la fuerza, la
cual incluye el abastecimiento logístico necesario para adelantar operaciones
prolongadas.
Una de las misiones más
importantes, la de multiplicar la fuerza, incluye el asalto aéreo, es decir,
transportar por vía helitransportada unidades terrestres al campode batalla.
Las fuerzas de asalto aéreo son capaces de proyectar poder de combate sin la
limitación impuesta por el terreno o los accidentes geográficos.
La versatilidad y fuerza de
este tipo de operaciones se logra al combinar las capacidades de las aeronaves
modernas de ala rotatoria, velocidad, agilidad y capacidad de fuego con las de
las tropas terrestres.
Se debe resaltar el enorme
incremento de la capacidad aérea de las Fuerzas militares colombianas, tanto en
el transporte de tropa como en el apoyo de fuego cercano, es decir, el apoyo de
fuego que los helicópteros o aviones brindan a las tropas terrestres, volando
muy cerca de la tierra y a una relativa baja velocidad. Actualmente, Colombia
cuenta con una flota de unos 230 helicópteros, distribuida así:
• 30 helicópteros de combate
(que incluyen 16 Blackhawk artillados AH-60, mejor conocidos como “Arpía”, 10
Bell 212 artillados o “Rapaz” y cuatro Hughes 500).
• 189 de transporte (43
Blackhawk UH-60, 14 MI-17 de fabricación rusa, 25
Bell 212 y 54 Huey II).
• 40 destinados a otras misiones,
tales como reconocimiento, entrenamiento, comando y control, entre otras.
Más allá de los
impresionantes avances en capacidad helicoportada, es importante destacar otros
avances jugado un papel fundamental en el fortalecimiento de las Fuerzas
Militares. Estos incluyen la capacidad de realizar operaciones nocturnas, la
mayor capacidad de inteligencia técnica y las mejoras en los sistemas
de comando, control y comunicaciones militares.
2.-Inteligencia
técnica
Las Fuerzas Militares
colombianas han fortalecido considerablemente sus capacidades de inteligencia
técnica, entendida esta como la recolección de información por medios distintos
a las fuentes humanas. Incluye la capacidad de interceptar señales,
comunicaciones y de tomar aerofotografías, entre otras.
Un componente fundamental de
estas capacidades son los llamados rastreadores o trackers y las plataformas de
inteligencia.
3.-Capacidad
para realizar operaciones nocturnas.
Muchos ejércitos tienen
alguna capacidad de operar en la noche. Es relativamente fácil adquirir algunos
de los equipos y tecnología a precios razonables en el mercado mundial. Pero
para ser usados de manera efectiva, las organizaciones deben desarrollar las
tácticas, técnicas y procedimientos que maximizan la ventaja de poder operar en
la noche.67 Pero la verdad es que pocos ejércitos del mundo tienen la capacidad
de realizar operaciones significativas en un ambiente nocturno. Para poder
hacerlo, un ejército requiere no solo contar con los equipos adecuados, sino
también a doctrina y el entrenamiento que les permite enfrentar un ambiente operacional
riesgoso y complejo.
4.-Comando,
control y comunicaciones
Las Fuerzas Armadas
Colombianas han desarrollado un moderno sistema de comando, control y
comunicaciones que incluye el Centro de Operaciones Conjuntas (COC) del Comando
General de las Fuerzas Militares, así como centros equivalentes en cada uno de
los Comandos de Fuerza. Estos centros están enlazados con las unidades
operativas, lo que le permite a los comandantes militares coordinar y comandar
las acciones en el campo de batalla.
5.-
Profesionalización de la tropa.
Uno de los cambios
institucionales más importantes que se implementaron en el periodo 1998-2003
fue la paulatina pero constante profesionalización de las tropas. Tanto el Ejército
como la Infantería de Marina (cuerpo terrestre de la Armada, cuya misión
incluye el patrullaje de costas, ríos y litorales) avanzaron en este proceso.
Las Fuerzas Militares adelantaron un proceso de profesionalización de sus
soldados e infantes de marina, reemplazando los llamados bachilleres (soldados
e infantes conscriptos con diploma de bachiller) por soldados profesionales.
Estos últimos son aquellos que tras concluir su servicio militar obligatorio
deciden voluntariamente continuar en las Fuerzas Militares, luego de recibir un
reentrenamiento y que a partir de ese momento reciben un sueldo por su trabajo.
Durante el periodo 1999-2001 se aumentó en 30.000 el número de soldados
profesionales (un aumento del 140%), los cuales reemplazaron igual número de
soldados bachilleres. Este reemplazo se realizó en el marco de lo que se
conoció como el Plan 10.000, el cual contemplaba el reemplazo de 10.000
bachilleres por igual número de profesionales, durante tres años consecutivos.
Actualmente hay cerca de 60.000
soldados e infantes de marina profesionales, 100.000 soldados e infantes
regulares (conscriptos) y un número reducido de bachilleres (menos de 3.000),
quienes integran los batallones de Policía Militar, el Batallón Guardia
Presidencial y otras unidades menores. La meta del actual gobierno es aumentar
el número de soldados profesionales hasta alcanzar aproximadamente unos 85.000,
quienes integrarían las Brigadas Móviles (BRIM) y los Batallones de
Contraguerrillas (BCG), puntas de lanza de las Fuerzas Militares en su esfuerzo
contrainsurgente. Si tenemos en cuenta que cada BRIM consta de aproximadamente
unos 1.200 soldados y que cada BCG consta de unos 300 hombres, los 85.000
soldados profesionales proyectados alcanzarían para componer aproximadamente 10
BRIM (unos 12.000 hombres) y cerca de 200 BCG.
Esta perspectiva la vienen
desarrollando desde el año 2004 y de suyo queda sobreentendido que son
preparativos y planes implementados sin contar con el nuevo escalamiento de
esta política involucrada en el acuerdo para establecer las 7 bases gringas en
territorios colombiano.
Particularmente estos
aprestos operacionales se han venido materializando con la constitución de
tropas especializadas, bajo la coartada del combate a la guerrilla y el
narcotráfico. Ejemplo de esto los tenemos en la “fuerza de despliegue rápido” o
FUDRA que puede movilizar en forma aerotransportada 3 batallones de contraguerrilla y 1 de
fuerzas especiales, equipos que han
estado entrenándose y haciendo maniobras para una intervención en Venezuela,
ESFUERZO
DE JUSTIFICACIÓN DE ESTOS PLANES GUERRERISTA DE LOS COLOMBIANOS, CON UNA
ESTRATEGIA MAS ABIERTA CONTRA VENEZUELA
La semana que culmina el día
Viernes 7 de enero de 2010, el diario el Tiempo de Bogotá hizo mención a un documento elaborado por la Dirección de Estudios Sectoriales del
Ministerio de Defensa de Colombia, donde se establece la hipótesis de un
“ataque exterior” presuntamente orquestado por Venezuela, y propone una
readecuación y reamarmento de las fuerzas armadas para enfrentar ese peligro
externo. Este tipo de direccionalidad geo-política coincide con las
reiteradas declaraciones del ministro de defensa colombiano Gabriel Silva,
quien la viene desarrollando en términos de vocería.
Vale la pena reseñar estas múltiples declaraciones de
Gabriel Silva en los últimos meses, en diversas ocasiones y a través de variados medios, donde se denota
un viraje estratégico: de
la coartada del combate a la insurgencia están pasando a otro justificativo, el
conflicto con fuerzas externas, con lo cual pretenden ampliar la estrategia político-militar del Clan
Santos:
n “ el
ejército está dispuesto a atacar bases
guerrilleras en otros países”
n “algunos jefes de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) estarían en territorio venezolano”.
n “
Hay que reforzar y modernizar el
armamento para enfrentar “agresiones” exteriores de países con “aspiraciones
expansionistas ideológicas y territoriales” que amenazan a Colombia.
n “ES
necesario aumentar la capacidad militar
del país para defenderse de ataques externo
de países vecinos que estaban adquiriendo equipamiento militar.
n “Se
plantea reforzar la presencia militar en su frontera con Venezuela con la
construcción de una nueva base y la activación inmediata de dos batallones
aéreos en otros puntos de la frontera.
n “ anunció la activación de seis batallones de
aviación y uno de fuerzas especiales, dos de ellos en la frontera con
Venezuela.
n “
argumentando la necesidad de construir la nueva instalación militar fronteriza,
Silva manifestó que ningún estado puede evadir las "obligaciones
internacionales de perseguir el terrorismo, enfrentar el crimen y buscar que
sean castigados aquellos que han cometido delitos, no importa dónde se oculten
o se resguarden".
n “También
dejó entrever que no descarta un ataque a una posible base guerrillera en
territorio venezolano.
Aunque en la nota del diario
el Tiempo no se abunda en detalles, hemos podido tener acceso al citado
documento que lleva por título “ La
Fuerza Pública y los Retos del Futuro” donde se observa la huella de
los asesores de la FSD y la línea de continuidad con las orientaciones
estratégicas trazadas por el imperio a través de las ejecutorias de Juan Manuel
Santos como ministro saliente de la cartera de defensa en Colombia y los
tarifados Alfredo Rangel, Germán Espejo y Andrés Villamizar. Una
simple lectura comparativa de los ejes temáticos, la jerga técnica y las
propuestas operacionales que ya reseñamos con anterioridad, nos conduce a la
conclusión que estamos en presencia de un escalamiento de los planteamientos
realizados por estos autores en el año 2004 y ratificados en el año 2009 antes
que Santos dejara el ministerio de
defensa Particularmente esto está sintetizado en el discurso que examinaremos
posteriormente, dado por el ex ministro
en el seminario de la Asociación
Nacional de Instituciones Financieras –ANIF- con el nombre de “EL FUTURO DE LAS
FUERZAS ARMADAS”, realizado en Bogotá el 30 de Abril del 2009.
Volviendo al texto “La
fuerza pública y los Retos del Futuro” , podemos indicar que se trata de un
trabajo de 59 páginas que comenzó a circular en medios masivos en los últimos
días de Diciembre de 2009, pero en la edición en PDF que se consigue en
internet aparece como editado por la imprenta nacional de Colombia en Julio de
2009. Igualmente aparecen una series de referencias de sus supuestos autores:
Grupo de Análisis Estratégico TC . Pedro Villaquirán Ramos, TC . Jorge Alberto Chacón
Zapata, TC . Dagoberto Blanco Barragán. Como hemos visto las actividades
encubiertas de la FSD, puede demandar medidas de contrainteligencia, donde no
aparezcan directamente señalados.
Veamos a continuación
algunos fragmentos del citado documento:
“Este documento pretende ser
el primero de una serie de documentos sobre el futuro de la Fuerza Pública,
buscando generar debates alrededor de los interrogantes necesa¬rios para
definir la estructura de Fuerza y enfrentar estos retos del futuro. El documen¬to
está dividido en tres partes. En la primera se analiza el contexto estratégico,
a través de una evaluación de las tendencias globales, para plantear los retos
que en materia de seguridad se deben enfrentar en el futuro. La segunda parte
presenta una discusión sobre los cambios y adaptaciones que debe enfrentar la
Fuerza Pública colombiana de cara a las tendencias y los nuevos retos. En la
tercera parte se introducen los debates en torno a las diferentes alternativas
que surgen, su impacto en el gasto y su sostenibilidad en el futuro.”
Esto lo podemos sintetizar
como el telón de fondo:
1.- Colocar a Venezuela como
una amenaza, ubicada en un contexto global con aspiraciones expansionistas.
2.- Reestructurar las
fuerzas armadas para ponerlas a tono con ese reto
3.- Realizar una serie de adquisiciones
de material bélico.
4.- Incrementar el gasto
militar, dándole continuidad a los impuestos de guerra.
En el referido trabajo, la contextualización está planteada de la
siguiente manera:
“… teniendo en cuenta el
cambio en el entorno estratégico regional, la ten¬dencia a la polarización
política y las aspiraciones expansionistas manifiestas por al¬gunos países,
tanto en términos ideológicos como territoriales, surge la necesidad de hacer
un mayor énfasis en la protección de la soberanía nacional. Este tipo de
amenaza se inserta en la tendencia de que las guerras son cada vez más
complejas y combinan una serie de elementos que hacen que al mismo tiempo se
enfrenten formas de guerra convencionales y asimétricas. En este sentido, se
debe considerar que, para proteger la soberanía nacional de amenazas externas,
las Fuerzas Militares deben contar con capacidades para disuadir una posible
agresión o para defender a la Nación en caso de que esta ocurra.”
Contextualizadas las amenazas, también plantean una
caracterización del tipo de guerra a enfrentar:
“Desde la perspectiva de
diversos analistas militares, en la coyuntura actual se presen¬ta una
reconfiguración de los conflictos. Estos han dejado de ser de alta intensidad,
en-frentando a ejércitos organizados de diferentes Estados, para convertirse en
conflictos asimétricos o multivariantes, que difieren de la caracterización en
blanco y negro que ha tenido tradicionalmente la guerra."
En realidad, lo que se
evidencia es una combinación cada vez más frecuente de formas de guerra
altamente letales, que en la mayoría de los casos, tienen lugar en las calles,
los campos y las casas de la gente. En dichos espacios se enfrentan oponentes
estatales a otros no estatales, que se benefician del mercado ilegal de armas y
de la globalización tecnológica para obtener capacidades armadas, explosivas,
químicas, biológicas e informáticas, entre otras. Teniendo en cuenta que la paz
y la seguridad internacional se han convertido en una preocupación global, esta
asimetría supone un importante desafío en el futuro cercano”
Ubicando los cambios en los
nuevos escenarios estratégicos, en el trabajo realizan un reconocimiento
explícito a las motivaciones últimas del militarismo: la cuestión petrolera y
energética:
“Además de las
preocupaciones emanadas de la conciencia global, surgen nuevas e importantes
necesidades como producto de los cambios en el ambiente geoestraté¬gico de las
últimas décadas, que han incidido de manera determinante en la vida y el
comportamiento de los hombres y en el accionar de los Estados y las
organizaciones. Dichos cambios tienen como principal característica una
compleja interdependencia de procesos de diversa índole, que influyen en las
concepciones geopolíticas, los equi¬librios y las relaciones regionales, los
modos de vida, los valores y las percepciones en torno a la seguridad y la
defensa.
El efecto de esta
interdependencia de los diversos procesos, que ha sido una cons¬tante en los
últimos años, en el curso del presente siglo se ha hecho más visible. En este
sentido, conflictos y tensiones internacionales que permanecían en estado
latente recobraron nuevos aires y se radicalizaron los extremismos y las
acciones de los dife-rentes países para enfrentarlos. Dentro de la agenda
internacional, se otorgó un lugar preponderante al terrorismo, a los temas
energéticos y a la geopolítica del petróleo; también se generaron nuevos
debates como producto de la conciencia global como la necesaria transición
hacia nuevas fuentes de abastecimiento energético a largo plazo…”
Los distintos escenarios y
el tipo de conflicto que se dibuja en el futuro, es también reiterado de la
siguiente manera:
“Tal como se describe en la
primera parte de este documento, la seguridad y la defensa en Colombia se
enfrentan a un escenario futuro extremadamente complejo en el que interactúan
nuevas y viejas amenazas. En buena parte del mundo, se ha superado la etapa en
la que ejércitos con fuerzas comparables se enfrentaban y se ha iniciado otra
en la que los combatientes, que en muchos casos no pueden ser homologados con
ejércitos, utilizan diferentes tipos de armas y de tácticas no convencionales
para alcanzar sus fines.
Teniendo en cuenta el cambio
en el entorno estratégico regional, la tendencia a la polarización ideológica y
las aspiraciones expansionistas manifiestas por algunos países, tanto en términos
ideológicos como territoriales, pone de presente la necesidad de hacer un mayor
énfasis en la protección de la soberanía nacional. Este tipo de amenaza se
inserta en la tendencia de que las guerras son cada vez más complejas y
combinan una serie de elementos que hacen que al mismo tiempo se enfrenten
formas de guerra convencionales y asimétricas."
“En respuesta a los desafíos
que sugiere el nuevo orden mundial y a la reconfiguración de los poderes
regionales, las Fuerzas Militares deben dar un mayor énfasis al rol constitucional
que les ha sido encomendado de proteger la soberanía y el territorio nacional.
Para estos efectos, se debe tener en cuenta que la amenaza a la que se hace
frente toma muchas formas; ya no se puede hablar de un conflicto regular basado
únicamente en las capacidades estratégicas convencionales de los ejércitos,
sino de una combinación de formas de guerra no convencionales o asimétricas,
que van desde la guerra de guerrillas que el país ha aprendido a enfrentar,
hasta guerras biológicas, químicas y cibernéticas.”
Después de hacer esta
caracterización se asume la necesidad de construir una estrategia disuasiva
contra Venezuela, por supuesto sin
nombrarla:
“Para proteger la soberanía
nacional de amenazas externas, las Fuerzas Militares deben contar con
capacidades para disuadir una posible agresión o para defender a la Nación en
caso de que esta ocurra. A pesar de que en los últimos años se ha llevado a
cabo el mayor fortalecimiento de la seguridad en tres décadas, este permitió un
desarrollo muy limitado de las capacidades estratégicas convencionales, en la
medida que las adquisiciones de equipo se enfocaron en la lucha contra el
terrorismo y el narcotráfico.
El efecto de estas
decisiones fue un incremento en la brecha existente con respecto a países
vecinos, que además de estar alineados ideológicamente en una tendencia contraria
a la que ostenta Colombia, han venido fortaleciendo sus aparatos militares.”
Finalmente, en el documento
citado, se desarrollan las líneas maestras que van a impulsar en esta nueva
etapa:
“Sin embargo, teniendo en
cuenta el carácter híbrido de las formas de guerra actual, para que Colombia
adquiera una capacidad estratégica no se deben cambiar las capacidades
existentes o comenzar de cero. En este sentido, los esfuerzos deben encaminarse
a la obtención de dos objetivos primordiales: mantener las capacidades actuales
que le dan una ventaja comparativa en términos de fuerzas especiales y
operaciones asimétricas, y desarrollar otras capacidades de tipo convencional y
algunas no convencionales que se encuentran limitadas. Estas acciones deben estar
acompañadas por una flexibilización en la organización de las Fuerzas
Militares, orientando los esfuerzos hacia una lógica conjunta. El reto consiste
en lograr un equilibrio entre las capacidades convencionales y las no
convencionales.
Todo esto supone esfuerzos
importantes en materia de entrenamiento y una integración combatiente-equipo
acorde con la realidad tecnológica militar vigente. Adicionalmente, dado que la
defensa de la soberanía implica el desarrollo de operaciones defensivas y
ofensivas, es necesario considerar la creación y reestructuración de unidades
con responsabilidad principal sobre todos los sectores fronterizos. Para estos
efectos se debe avanzar en el fortalecimiento de las capacidades de vigilancia,
control de fronteras y monitoreo satelital, así como las de movilidad, contramovilidad
y cobertura. También se deben fortalecer o adquirir capacidades para la defensa
contra armas químicas y biológicas y la defensa aérea, incluyendo armas,
equipos de vigilancia y alerta temprana. De igual forma, es necesario reforzar
la capacidad de guerra electrónica, de guerra de superficie y guerra
antisubmarina, así como la proyección de
fuerza, la defensa de costas, las operaciones de información y la guerra
cibernética. Además, se debe profundizar el desarrollo de las capacidades ya
existentes en operaciones especiales, aerotácticas, de movilidad y nocturnas.
Paralelamente, es necesario
plantear una distribución geográfica de la Fuerza acorde con las necesidades
estratégicas. Esto puede realizarse bajo la forma de centros de des-pliegue
militar que concentren la fuerza en sitios estratégicos, de manera que puedan
responder a cualquier eventualidad en las fronteras de manera rápida y
efectiva. Es importante anotar que lo anterior implicaría cambios en la
jurisdicción territorial actual de las Fuerzas Militares pasando a una
jurisdicción sobre teatros de operaciones…”
Aquí aparecen los
lineamientos trazados por el asesor gringo Marks en el 2004, los cuales fueron
desarrollados por Andrés Villamizar en el texto que citamos anteriormente:
1.-Mantener la ventaja
comparativa que posee Colombia en cuanto a fuerzas especiales y de
contraguerrilla, operaciones aerotácticas y nocturnas.
2.- Desarrollar cambios
organizativos que desarrollen los comandos y
operaciones conjuntas.
3.-Esfuerzo en el
entrenamiento en el uso de las nuevas tecnologías,
4.- Creación y
reestructuración de unidades en las fronteras.
5.- Vigilancia y control de
los pasos fronterizos.
6.- Concentración de fuerzas
en términos territoriales – fronterizos.
Estas orientaciones
conocidas por la filtración a la prensa del citado documento, fue rápidamente
minimizado por Uribe, quien insistió que no había ningún plan de agresión
contra Venezuela y dio la línea de callar el escándalo. Una reseña periodística
así lo evalúa:
“El 28 de diciembre de 2009,
se reseñó una noticia con respecto a un informe del Ministerio de Defensa de
Colombia, donde se señalan, como prioritario las compras de armamento
estratégico, que permitan disuadir una futura agresión externa, el titular de
dicha cartera al responder a la prensa afirmo que este era un documento
académico y no una política a seguir por parte de las Fuerzas Armadas. Desde
dicha fecha no se volvió mencionar el tema, los medios de comunicación
enfocados en las fiesta de fin de año; olvidaron el documento; y el debate
público no paso de ser una anécdota que permita referenciar noticias en épocas
donde estas son escasas, es decir fue un relleno de noticioso decembrino”
Algunos sectores que podemos
catalogar como reaccionarios y ultramilitaristas, desde otro ángulo, asumieron
una fuerte crítica a la publicación del documento que hemos comentado. Tal es
el caso de un sujeto que firma como Coronel Luis Alberto Villamarin,
autodefinido como analista de asuntos estratégico, en su página Web
www.luisvillamarin.com escribe un artículo el día 29 de diciembre de 2009,
titulado “Ministro Silva: Ni los
documentos de seguridad nacional son un juego, ni su cargo es para hacer
politiquería”, donde entre otras cosas, dice lo siguiente:
“La más reciente salida en
falso del ministro Silva Luján, fue la innecesaria filtración a la prensa de un
documento de seguridad nacional, que de acuerdo con las normas y protocolos de
contrainteligencia y seguridad militar, tiene clasificación de Ultrasecreto, es
decir que solo pueden acceder a él, el Presidente de la República, el Ministro
de Defensa y los mandos militares comprometidos en su ejecución, o alguna
comisión accidental del Congreso que investigue algo al respecto.Hace unos
años, quien filtrara un documento de estos a los medios de comunicación o al
potencial adversario, que en este momento es el megalómano gobernante
venezolano, era sometido a consejo verbal de guerra por traición a la patria o
por suministrar información al enemigo.
“Desconocedor absoluto de
protocolos de Estado Mayor, Contrainteligencia, Guerra Sicológica, etc, el
señor Silva Luján, impregnado de una soberbia y autosuficiencia rayanas,
permitió o por inacción facilitó, la filtración de un documento clave, para la
readecuación del potencial bélico en aras de garantizar la seguridad nacional,
ante la inminente agresión armada de los comunistas contra Colombia. “Sin duda,
con este documento en la mano, el boquisuelto inquilino del Palacio de
Miraflores en Caracas, tendrá más argumentos para justificar la preparación de
un ataque contra Colombia, y la búsqueda de legitimar a las Farc con estatus de
beligerancia sin rótulo de terroristas.”
“Los secretos de Estado no
se revelan, menos cuando se trata de planes de contingencia para contrarrestar
una agresión de un vecino. Los planes militares se preparan y se practican en
el terreno, pero no se revelan. Haga como los directores técnicos de los
equipos de fútbol antes de cada partido. Entrene a puerta cerrada y no revele
cual va a ser la disposición táctica en el terreno.”
Por nuestro lado, en este
trabajo investigativo hemos encontrado soportes documentales donde los
anteriores lineamientos estratégicos del documento “Fuerza pública y los retos
del futuro” están reivindicados y avalados por Juan
Manuel Santos ex ministro de la defensa, tal como lo vamos a ver a
continuación.
En tal sentido, analizaremos
el discurso Santos en el seminario de la
Asociación Nacional de Instituciones Financieras –ANIF- que tuvo como nombre “EL
FUTURO DE LAS FUERZAS ARMADAS”, realizado en Bogotá el 30 de Abril de 2009. En la intervención se
observa una línea de continuidad en los planteamientos reseñados e incluso Santos asume la paternidad del organismo que elabora
el documento en discusión pública actualmente:
“Dentro de la nueva
estructura del Ministerio de Defensa, ha sido fundamental la creación de a
Dirección de Estudios Sectoriales, que está dedicada a planear el futuro, sobre
modelos de países desarrollados, de forma prospectiva pero realista. El objetivo
es avanzar desde hoy en los retos del mañana, y definir la manera en que las
Fuerzas Armadas deben adaptarse en su estructura, equipos y logística para
enfrentarlos.”
Del mismo modo, vanagloriándose de los éxitos
obtenidos contra la insurgencia, a partir de la estrategia guerrerista, dice
Santos:
“Estamos en capacidad de
desarrollar operaciones con altos componentes de inteligencia y precisión en
sus objetivos, como la Operación Fénix que dio de baja a Raúl Reyes, o la ya
épica Operación Jaque. Esto no sucedió de la noche a la mañana, sino que es el
resultado de muchos años de trabajo cuyos frutos hoy estamos consolidando, para
construir las Fuerzas Armadas del porvenir. Ha sido un esfuerzo de más de ocho
años, que ha tenido especial desarrollo durante el gobierno del presidente
Uribe, en el que incrementamos la capacidad militar y policial como no se había
hecho en mucho tiempo.”
“En el campo operacional,
los resultados están a la vista. Ustedes y el país han sido testigos en los dos
últimos años de los más grandes éxitos operacionales de la Fuerza Pública en
muchísimo tiempo. No tengo que enumerarlos. Todos guardan en la memoria los
golpes estratégicos que hemos dado… ¿Cómo hemos logrado todo esto?:
n Fortaleciendo
el trabajo conjunto y coordinado de las diversas instituciones armadas, y
centralizando su inteligencia y las decisiones sobre objetivos de alto valor
estratégico en la Jefatura de Operaciones Especiales Conjuntas.
n La
adecuada información de inteligencia, conocida en tiempo real por los encargados
de las operaciones, nos ha permitido alcanzar un nivel de éxitos sin
precedentes.”
n Igualmente
en su intervención en este seminario, da cuenta de los lineamientos trazados
por los gringos desde el año 2004 (ensamblados ideológicamente por la FSD como
ya lo anotamos), bajo un lente militar:
n “Pasamos
de 313 mil hombres en 2002 a 430 mil al finalizar el 2008, un incremento del
40%. Adquirimos equipo esencial para el desempeño de nuestras tropas, en todas
las fuerzas, que ya hemos recibido y seguiremos recibiendo este año y el
próximo.”
n “Se
han comprado, entre otros equipos, 44 helicópteros, 52 aviones y 500
automotores de todo tipo para darle mayor movilidad, efectividad de reacción y
capacidad de operación a nuestra Fuerza Pública.”
n “También
compramos 161 unidades navales y fluviales como lanchas, patrulleras, y botes
de apoyo fluvial y de combate, e iniciamos la repotenciación de 4 fragatas y
tres submarinos.”
n “Estas
adquisiciones las realizamos con recursos extraordinarios por 8,25 billones de
pesos que aprobó el Conpes en febrero de 2007, y que son producto del impuesto
al patrimonio que han pagado cerca de 3 mil contribuyentes con patrimonios
superiores a los 3 mil millones de pesos.
n “El
eje para la construcción de las Fuerzas Armadas del futuro es la educación. La
reforma está en marcha: 837 oficiales están cursando especializaciones,
maestrías o doctorados y 15 viajaron como becarios de Colfuturo a estudiar
posgrados en el exterior.1.450 suboficiales se han nivelado con título
tecnológico y 104 están cursando especializaciones tecnológicas. En los últimos
dos años cerca de 9 mil soldados recibieron su título de bachiller. Además, más
de 63 mil miembros de las Fuerzas Armadas están estudiando inglés.”
n “Colombia,
al terminar este año, tendrá más de 80 helicópteros Black Hawk, convirtiéndose
en la fuerza de Black Hawk más importante en el hemisferio, después de Estados
Unidos, y una de las cuatro más grandes
del mundo.Con semejante fuerza aeromóvil, el secreto está en poder tener
adecuado entrenamiento para los pilotos y mantenimiento”.
Dentro de la prospectiva de
estas líneas estratégicas, Santo se adelanta a lo que queda patentizado en el
documento “La fuerza pública y los Retos del Futuro” y describe algunos de los
lineamientos que vienen adelantando en los últimos meses, donde aparece el
rearme belicista, la estrategia disuasiva contra Venezuela y los aprestos
operacionales para una intervención en la frontera:
n ”Las
fuerzas públicas deben desarrollar una nueva infraestructura en las zonas
alejadas, con una lógica de centros de despliegue –algo así como los fuertes
militares–, con pistas aéreas y movilidad fluvial…”
n “Las
Fuerzas Militares tienen que continuar avanzando, también, en sus conceptos
comandos conjuntos. Una organización fundamental en este aspecto será el
Comando de Operaciones Especiales Conjuntas, que contará con las tropas más
calificadas, que podrán movilizarse en muy corto tiempo a cualquier punto de la
geografía nacional.”
n “Un
trabajo especial de inteligencia.”
n “Un
esfuerzo de contención en las fronteras y en otras áreas estratégicas.”
n “Tendremos
que mantener una capacidad militar que proporcione un poder de disuasión
creíble frente a eventuales agresiones externas."
Sin ningún tapujo éste militarista confiesa la existencia
también de un outsourcing en el área militar con grupos económicos de la
oligarquía:
“El apoyo logístico y de
bienestar que representan las 18 empresas que componen el Grupo Social y
Empresarial de la Defensa –GSED– también ha sido fundamental. El GSED se ha
convertido en un poderoso grupo empresarial, administrado con modernos
criterios gerenciales, que maneja un presupuesto de 8 billones de pesos, vale
decir, la tercera parte del total de presupuesto del sector Defensa.
Si a este reconocimiento explícito
de la contratación privada por 8 billones de pesos en el área militar, le
sumamos la intervención de las empresas yankee, tendremos el mapa de actores y
de relaciones que subyacen en estos objetivos de los planes guerreristas en
Colombia. En tal sentido, Eva Golinger descifrando la participación de
Blackwater y otros contratistas del pentágono en estos planes, nos da una serie
de indicadores de los montos y las empresas involucradas:
• “52.868.553 dólares para Lockheed Martin, gran empresa del
complejo militar industrial, encargada de suministrar apoyo logístico y
recursos humanos para ayudar a la Policía Nacional de Colombia.
• 164.260.877 dólares para DynCorp International, para la
provisión de pilotos, técnicos y apoyo logístico para el Ejército colombiano y
el programa de erradicación aérea de la Policía Nacional de Colombia.
• 7.875.000 dólares para ARINC, Inc., para el apoyo
logístico, ingenieros, mantenimiento de sensores y formación a la Policía
Nacional de Colombia en el uso de aviones C-26 equipados con equipos de
monitoreo, espionaje y colección de señales.
• 20.953.000 dólares para ARINC, Inc., para formar personal y
suministrar apoyo logístico para los aviones que utilizarán en el Programa
Colombiano de Puentes Aéreos y la supervisión aérea de las fuerzas
estadounidenses.
• 5.000.000 dólares para Oakley Networks para suministrar un
software de monitoreo de Internet y para ayudar los programas conducidos por la
Policía Nacional de Colombia de monitoreo en Internet.
• 6.533.502 dólares para ITT para operar y mantener un
Sistema de Radares Hemisféricos en Colombia. También suministrar los recursos
humanos para operar cinco radares en Colombia y un nodo de comunicación
satelital en Bogotá.
• 2.345.442 dólares para Lockheed Martin para operar un
sistema de inteligencia y espionaje aéreo, que incluye a la conducción de
misiones de inteligencia comunicacional y la colección de sensores e imágenes.
• 3.394.768 dólares para el Grupo Rendon (a través de
Lockheed Martin) para dar talleres de formación sobre operaciones psicológicas
en apoyo al Plan Colombia. Esto incluye al uso de una plataforma del programa
Echelon de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, que es el
programa de espionaje y comunicaciones más grande del mundo.”
Como vemos, el Grupo Social
y Empresarial de la Defensa –GSED– del Clan Santos y los contratistas gringos,
en una escala menor que en los EEUU,
concretan la conceptualización de Nick Tourse: “La vida diaria militarizada, la economía
civil ‘pentagonizada’, y el Pentágono privatizado.”
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