De
guerra asimétrica y batallas mediáticas (*)
Al referenciar la guerra de cuarta generación
o guerra asimétrica, lo hacemos en relación a la evolución de la guerra
moderna. En tal sentido, la primera generación tiene su referente en la guerras
napoleónicas con sus grandes contingentes de tropas enfrentados en un campo de
batalla; la segunda generación evoluciona en relación a la revolución
industrial, de allí que las máquinas ocuparon un lugar fundamental, tanto en la
movilización de tropas, como en el diseño de armas con alto poder de fuego (su
referente es la Primera Guerra Mundial); la tercera generación caracterizada
por la velocidad en la movilización de tropas y de grupos comandos con el fin
de atacar e inmovilizar puntos estratégicos del enemigo (Segunda Guerra
Mundial). La cuarta generación de la guerra moderna transciende el ámbito
estrictamente militar y se despliega en la sociedad como escenario general de
guerra, desaparecen los teatros de
operaciones clásicos, y la población civil pasa ser considerada objetivo, por
parte de quien despliega la táctica y la estrategia de la guerra. “Los
objetivos del rival incluyen el aspecto cultural del enemigo y la capacidad de
disuadir el apoyo de su población a favor de la guerra” (GRAUTOFF, 2007).
Grautoff también señala que una de las
características de las guerras asimétricas
“es aprovechar las libertades[1]
y el sistema democrático de las sociedades, desde la legitimidad al
deslegitimar su gobierno obligándolo a que su fuerza militar actúe de forma
irregular colocando a los ciudadanos en contra de su política” (idem)
En el concepto de la asimetría de la guerra,
tiene relevante importancia el control sobre la tecnología, en particular las
de información y comunicación. Por ello, los medios de comunicación, quienes
actúan en nombre de la libertad de prensa, ocupan importantes líneas de batalla
en este contexto, influyendo en la opinión pública nacional e internacional,
siendo –en esa dimensión- la influencia en la opinión pública y la fabricación
de consenso, armas fundamentales.
Los acontecimientos de nuestra historia
contemporánea latinoamericana y mundial, apuntan a esta fase de guerra
desplegada por los que siempre hacen la guerra, los centros mundiales del
poder. En nuestro continente el Golpe de Estado en Venezuela en 2002, el Golpe
de Estado en Honduras en 2009, los escenarios de desestabilización del gobierno
constitucional del presidente Evo Morales, en Bolivia, la intentona de Golpe de
Estado en Ecuador contra el presidente Correa en 2010, y la invasión a Libia
por fuerzas de la OTAN y el acecho a Siria, evidencian el papel que los medios
de comunicación han jugado en estos nuevos contextos de guerra por la
apropiación de recursos energéticos y en contra de propuestas societales
antagónicas a las lógicas del capitalismo y sus imperios.
Venezuela, lucha
política en contextos simbólicos.
La
fabricación del consenso, trasciende los formatos mediáticos de la información,
esta se ubica también en otros tipos de discursos que, aunque responde a
formatos y géneros distintos, refieren a la misma lógica, a la misma
racionalidad, se trata de estandarizar formas de interpretar la realidad,
propiciar lo que Bronislaw Backzo (1984) llama comunidad del imaginario o comunidad
de sentido, contexto de comunidad masiva, de cultura compartida, donde
ejerce el poder quien impone el discurso. Y es parte de los combates que
estamos dando en Venezuela y en otros confines: aun cuando se cuenta con el
poder ejecutivo, estamos en una dialéctica defensiva-ofensiva en el plano
cultural y, específicamente, en el despliegue de imaginarios en tono humanista
y liberador.
El discurso hegemónico que se desplaza en el
contexto simbólico se orienta a promover la legitimidad de la estructura y la
lógica de la sociedad en un momento histórico determinado. En nuestro contexto
y tiempo contemporáneo, que además
es global, el lugar social de construcción de ese discurso se localiza en el
paradigma del proyecto civilizatorio capitalista. La enunciación de las lógicas
de este modelo, se encuentran también planteadas en la dimensión del
“entretenimiento”, en este lugar radica, en gran medida, el peso formativo
que los medios de comunicación desarrollan en la sociedad.
Los
medios de comunicación desarrollan su poder en el contexto simbólico, a través
del entretenimiento o de la información se va fundando el consenso que
universaliza lo real, propiciando así los imaginarios que racionalizan desde la
mirada de quien ejerce el poder ideológico, la naturalización de la sociedad
capitalista y sus prácticas reproductoras.
En Venezuela frente al avance del proceso de transformación económica,
social y política, la racionalidad comunicativa del proyecto histórico
capitalista continúa expresándose de manera hegemónica, como ya lo señalamos,
no solamente en los formatos informativos y de opinión que banalizan y
satanizan (con el caduco discurso de la guerra fría del llamado
“castro-comunismo”) el proyecto de país propuesto en la Constitución de 1999; sino en los otros formatos, que por ser
considerados “neutrales”, como el caso, del entretenimiento, plantea la
promoción presente de los imaginarios simbólicos coherentes con el modelo
hegemónico.
En toda sociedad, donde una clase social es
dueña de los medios de producir la vida, también esa misma clase es la
propietaria del modo de producir las ideas, los sentimientos, las intuiciones,
en una palabra el sentido del mundo. Para la burguesía, en definitiva, se trata
de invertir la relación real entre base y superestructura: las ideas producen
la riqueza por medio de la única materia que les queda limpia: la materia gris
y la historia pasa a ser la historia de las ideas. (DORFMAN Y
MATTELART. 1972-1979.P. 152)
El sentido común que aún se sigue imponiendo desde las trincheras y
posiciones que hoy ocupan los medios de comunicación privados, es la acción (político-cultural) sutil
desarrollada por estos en el contexto de la guerra de cuarta generación o
guerra asimétrica.
La lógica
burguesa en el discurso de la derecha
Desde una perspectiva gramsciana la hegemonía se focaliza en los
valores, la moral, el sentido común que promueve la clase que ejerce el poder
material dominante y el poder espiritual dominante, es decir, la lógica que a
través de diversidad de medios e instituciones
(medios de comunicación, escuela, iglesia, partidos políticos) la
burguesía a desplegado históricamente. Esa moral y sentido común, hoy se
evidencia en el discurso que esgrime la derecha en el presente contexto electoral.
En el discurso verbal hemos escuchado: “Vota por tu progreso”, “Pon tu
pancarta”, “El hombre pa’ la fabrica y la mujer pa’ la casa”, “Un país seguro donde el hombre pueda llegar a su casa
a abrazar a su mujer y a los hijos”, “Capriles es el camino”. Así como nombrar lugares y referentes
populares del país con sustantivos que nada tienen que ver con ellos. , Y en lo
no verbal observamos en las calles y avenidas de nuestro territorio en afiches
y vallas la imagen de la campaña que muestra a UNA persona que camina SOLA
(cual personaje de película gringa) que da la espalda a una masa (que se supone
debe ser pueblo) que en el afiche es una borrosidad, una masa abstracta que
solo es número, que solo es voto, pero no pueblo protagonista. No es necesario
ser especialista en análisis de discurso, basta con no quedarse en la
simplicidad que promueve la misma lógica del capitalismo, para leer la
intencionalidad presente en el discurso de la derecha.
Las lógicas refieren a formas de la razón, en este sentido, la
intencionalidad discursiva de la derecha, no es un esfuerzo por parecer de
determinada manera, sencillamente se trata de una forma de pensamiento, lo que
refiere a la presencia del individualismo, del patriarcado, de negación y
subestimación de lo popular, de
supremacía y dominación de clase presentes en la racionalidad de la derecha. En
el contexto de la lucha política que hoy es urgente dar contra el sistema
capitalista, es necesario librar la pelea también en la dimensión paradigmática
donde subyacen las formas de la razón. Construir la sociedad de justicia e
inclusión que hoy nos las peleamos en el actual contexto electoral, implica
colocarnos en nuevos lugares para razonar la realidad, es fundamental desplegar
nuevas lógicas que nos permitan transitar hacia una revolución genuina de los
pobres.
Nuestros retos…
para restearnos con nuestra Revolución Bolivariana, Socialista y
anticapitalista.
• Comprender que sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria (y
viceversa). En ese sentido, es
fundamental desarrollar el pensamiento (histórico-crítico) que sustente y
fundamente nuestra propuesta de
emancipación. Esto implica el despliegue de
importantes procesos de formación, investigación y producción de
conocimientos.
• Asumir la revolución (en su historicidad) como algo de todos los
días y en todas las dimensiones. La Revolución es un proceso sociocultural.
Comprender nuestro proceso socio-político como expresión del discurrir
popular en su historia, en su contemporaneidad, en sus utopías y en sus
sonrientes esperansas
• Defender nuestra revolución con todas nuestras fuerzas del nefasto
burocratismo y la corrupción con la denuncia oportuna y la crítica contundente.
Emergencia de una nueva dimensión ético-política.
• Propiciar y consolidar las instancias del Poder Popular. Necesario
es impulsar la AUTONOMIA POLITICO-ORGANIZATIVA
para no sucumbir ante la mediatización del aparato estatal.
• Trabajar intensamente por la UNIDAD REVOLUCIONARIA en torno al
proyecto histórico que representa el proceso bolivariano. Prepararse para vencer todas las batallas, inclusive las
electorales.
• Resignificar el liderazgo del compañero presidente Hugo Chávez como
componente de una VANGUARDIA MÚLTIPLE que supone procesos colectivos en
diversas dimensiones (política, económica, cultural, social, militar, ética,
estética, espiritual)
• Expresar de manera creativa y comprometida nuestra solidaridad con los pueblos en lucha.
Referencias:
BACZKO, B.(1984) Los imaginarios sociales, Memorias y
esperanzas colectivas. [Les
imaginaires sociaux. Mémoire et espoirs collectifs]. Buenos Aires: Nueva
Visión.
DORFMAN
A. MATTELART A.(1979) Para leer al Pato Donald. Comunicación de
masa y colonialismo. Siglo XXI. Mexico.
GRAUTOFF, M. (2007) De Clausewitz a la guerra asimétrica: Una aproximación empírica en Revista de Relaciones Internacionales,
Estrategia y Seguridad, enero/junio año/vol.2, numero 001. Universidad
Militar Nueva Granada. Bogotá, Colombia. p. 131-144.
(*)
Fragmento de un material publicado en Querella nº 32
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